Cuando usted lea estas líneas, el primer ministro Pedro Cateriano estará ante el Congreso exponiendo su plan de gobierno al frente del Ejecutivo, y pidiendo la confianza del Legislativo.
Si los buenos propósitos del diálogo sostenido con las fuerzas políticas se mantienen, los parlamentarios no tendrían por qué no respaldar a Cateriano.
Pero el primer ministro no la tiene fácil. Si bien en cuanto a número de votos podría tener más suerte que sus antecesores (aunque nunca se sabe), Cateriano acude hoy al Parlamento con el conflicto en Arequipa por el proyecto Tía María en desarrollo, la investigación de la DINI sin resolver y un aparente –y preocupante– retroceso en el crecimiento económico del país, pese a que las últimas cifras revelan que la pobreza ha disminuido.
A diferencia de quienes lo precedieron, el primer ministro llega al Parlamento con una inquietante desaceleración económica, sin visos de solución.
Cuando César Villanueva compareció ante el Congreso, el primer eje de su plan de gobierno fue la seguridad ciudadana, mientras que para sus sucesores René Cornejo y Ana Jara, la educación ocupó el primer lugar en su lista.
Para Cateriano, las prioridades son distintas. No solo debe conseguir la paz política con la oposición –a pesar de los dislates del presidente Ollanta Humala–, sino que tiene que revertir la desconfianza que no permite recuperar el ritmo de crecimiento económico. El primer ministro fue claro: “El desarrollo de la economía requiere de un respaldo político”.
Y en esta misma línea, el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, puso el dedo en la llaga la semana pasada afirmando: “Nos falta liderazgo en todos los niveles, incluyendo el político. Nos faltan buenos políticos. El buen político es el que sabe concertar, negociar, impulsar un camino, una dirección. Necesitamos una clase política nueva”. Y confirmó de esta manera que la economía está inexorablemente ligada a la política.
El panorama es claro, y el primer ministro ha sido capaz de diagnosticar el problema, pero hay varias preguntas: ¿estamos a tiempo de revertir esta situación?, ¿es el ministro de Economía, Alonso Segura, la persona apropiada para afrontar el reto de acá al 2016?
Para nadie es un secreto que el primer ministro quiso remover de su puesto al titular del Ministerio de Economía y Finanzas, pero no pudo ante la negativa de la pareja presidencial.
Tanto el mandatario como su esposa deben ser conscientes de que la actual situación exige un ministro de Economía que no solo inspire confianza, sino que sea mucho más que un técnico, y que tenga la suficiente cintura y experiencia política para ser capaz de que por fin la economía y la política caminen en la misma vereda.
No basta con exigirles a los empresarios que tengan “garra” o que sean más proactivos. Se requiere mejorar el clima político y estar dispuesto al diálogo. ¿Es Segura el indicado? Cateriano tiene la palabra (si lo dejan).
LEE TAMBIÉN...
#PedroCateriano: ¿qué es lo que debe priorizar en su discurso? ►http://t.co/M4AS1bGhSV pic.twitter.com/0oh5cbkOh4— Política El Comercio (@Politica_ECpe) abril 26, 2015