En menos de una semana hemos visto a un magistrado del Consejo Nacional de la Magistratura y a una autodenominada primera dama de la nación –no existe el cargo oficialmente– enfilar, sin reparos, contra las instituciones más importantes del país.
Alfredo Quispe Pariona y Nadine Heredia de Humala se han hermanado en la falta de responsabilidad y de escrúpulos. Desde sus altas colocaciones, los dos han denostado contra organismos fundamentales. A pesar de la debilidad institucional que atraviesa el Perú, el primero ha acusado a todos los consejeros del CNM, el ente que designa jueces y fiscales, de tener rabo de paja; y la segunda, después de haber mentido, descaradamente, se ha lanzado, respaldada por su bancada en el Congreso, contra el Tribunal Constitucional y el Ministerio Público.
Antes, ambos, ya habían despotricado contra el Parlamento.
Con privilegios y protección de dignatarios, los dos se han comportado como políticos antisistema, como espartambos virtuales, como vulgares desestabilizadores.
Y ambos han utilizado el racismo para no responder por sus faltas y tratar de justificarse: La raza cobriza a la que Humala y Heredia apelaron para atraer votos indisponiendo a peruanos contra peruanos, también resulta ser el argumento de Quispe Pariona para replicar su expulsión del CNM: Me han botado porque me apellido Quispe y vivo en San Juan de Lurigancho, ha dicho, como si la razón no fuera el audio en el que describe sus negocios en la Universidad Garcilaso de la Vega.
Y como mellizos, los dos, acusan a la prensa de su situación: Ella no mintió, no gastó millones de dólares de origen desconocido, no manipuló jueces, de los que dependían los casos judiciales que enfrentaba su esposo. No. ¡Todo es un ardid de la concentración de medios, que la persigue!
¿Y él? Él tampoco cobró a los estudiantes de la Universidad Garcilaso de la Vega por recategorizarlos, y nunca compartió las ganancias con el cuestionado rector Cervantes; y mucho menos acosó sexualmente a nadie ¡Es la presión mediática que ejercen unos abogados fracasados la que lo discrimina!
Los dos han abusado del cinismo sin que se les mueva un solo músculo de la cara; ella negando sus agendas y él asegurando que le editaron el audio que lo delata; a los dos los hemos visto airados, hasta la desvergüenza, pechándonos a los periodistas, porque las evidencias los obligaron a aceptar su condición de depredadores, el uno de la moral y la otra de la verdad.
La mentira, decía Nietzsche, es aquella con la que un hombre se engaña a sí mismo. El que se hace pasar por lo que no es para obtener provecho de ello, en cambio, es un farsante. El consejero y la esposa del presidente son dos buenos farsantes.
Por lo menos él ha sido vacado y ahora es ex consejero. Ella, en cambio, sigue escribiendo tuits, desfachatados, bajo la descripción de “mamá. primera dama del Perú. embajadora especial de la FAO. cofundadora del Partido Nacionalista”. Que se quede con todo lo demás, pero si ella es la primera dama del Perú, por lo menos yo, me declaro caballero.
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. @DanielUrresti1: “Creo que podría hacer un buen papel como congresista” ►https://t.co/xEhmhF66co pic.twitter.com/TXDhThDoQs— Política El Comercio (@Politica_ECpe) noviembre 18, 2015