Si de campaña electoral se trata, Keiko Fujimori (KF) es la que mejor parece haber aprendido qué es lo que hay que hacer para trazar el camino hacia Palacio de Gobierno. A diferencia del Ollanta Humala del 2011, ha decidido no esperar a la segunda vuelta para transmitir que le interesa tener su propia hoja de ruta, pero en lo político. ¿Cuánto hay de cierto en el giro que está mostrando?
Como en el caso del actual presidente, no lo sabremos con certeza salvo que llegue a ganar las elecciones. A estas alturas, sin embargo, vale la pena revisar lo que han sido sus primeros movimientos.
Comencemos preguntándonos si Keiko está jugando a la política cuando se expresa a favor de que Petro-Perú ingrese al lote 192, o cuando dice que en el caso Tía María, la empresa se ganó la desconfianza de la población y el Estado no cumplió con el rol que le correspondía. Si nos guiamos por lo que fue el gobierno de su padre, podríamos responder que no, pues Alberto Fujimori nunca estuvo convencido de las reformas de liberalización económica. Las hizo por puro instinto de supervivencia. Tanto así que teniendo a las Fuerzas Armadas y medios de comunicación bajo control, no dudó en sacar a relucir su orientación populista. Más aún cuando hizo explícitos sus afanes reeleccionistas.
Lo sucedido en los últimos años nos puede llevar a la misma conclusión. Más allá del enfrentamiento político con el gobierno, y de los intereses que ha tenido que defender, la bancada fujimorista ha sido una aliada de reformas como la diversificación productiva (o la modernización de Talara). Si a ello le sumamos las recientes declaraciones de KF, nos quedaría solo una duda por despejar en este ámbito. A diferencia del populismo que caracterizó a su padre, Keiko parece haber construido un discurso político más articulado y que podríamos ubicar en la centroizquierda peruana (bajo los parámetros de referencia locales). ¿Es así? Aún están pendientes sus propuestas concretas, así como conocer a las demás personas del equipo que la acompañarán. Lo que diga en la CADE este viernes podría ser un nuevo termómetro.
Donde resulta difícil asimilar el discurso de Keiko Fujimori es en lo que respecta a la corrupción y a la violación de derechos humanos que se cometieron durante el gobierno de su padre. Ella ha argumentado que antes ya había dicho lo que dijo en Harvard. Si fue así, nunca con esa ‘contundencia’. Todo lo contrario, en el 2011 mostró la misma arrogancia que ha caracterizado al fujimorismo en las últimas décadas. Pero si fuese cierto, ¿sería resultado de un proceso de reflexión o mera necesidad de supervivencia política? Si la carga genética y el entorno cultural predominan, la soberbia y verticalidad saldrán a relucir en algún momento. ¿Y la presencia de Vladimiro Huaroc? No garantiza un cambio real, pero es cierto que la suma de personas con perfiles similares pueden reflejar nuevos contrapesos al interior del movimiento, que más temprano que tarde podrían convertirse en disputas imposible de resolver. Mientras tanto, los rostros del pasado siguen ahí, esperando su momento para volver al ataque.
Un tema final. Cuatro congresistas de Fuerza Popular están siendo investigados por lavado de activos, al menos dos vinculados a la actividad del narcotráfico. Entre ellos, el secretario general del partido. No es todo. En el 2013, Luis Calle Quirós, aportante y miembro del equipo de campaña del 2011, fue puesto en la lista de narcotraficantes del Departamento de Estado de EE.UU. La agrupación tiene además una investigación abierta por el origen de los recursos de dicha campaña. Lo que menos necesitamos es un gobierno atado a intereses vinculados a actividades ilegales. Lo que esperamos de un candidato es determinación para zanjar este tipo de relaciones.
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