“¡El Perú agarrará ritmo otra vez! Yo me encargaré de eso”, decía un optimista PPK el 28 de julio ante el Congreso en alusión a la tan esperada reactivación económica.
Este compromiso vino con ‘mea culpa’. “Quizá subestimé el esfuerzo titánico que requería restablecer el crecimiento económico en un contexto como este. Me disculpo si fue así. No me imaginé que se juntarían, en pocos meses, dos acontecimientos tan graves fuera de nuestro control inmediato”.
El presidente le ha dicho al país que él se encargará de que el Perú agarre “ritmo otra vez”. Si quiere cumplir esa promesa, debe pensar si es una buena idea –dada la coyuntura– tener a un ministro de Economía con un pie en el MEF y el otro en la PCM. Las cualidades de Fernando Zavala no están en discusión, pero en este momento la economía peruana es un paciente que requiere dedicación exclusiva.
El baile económico es vital, pero se requiere de una pareja muy importante, que es la política, y esta es muy exigente y hay que tratarla bien.
Lamentablemente, el segundo mensaje presidencial nos ha confirmado que el presidente Kuczynski ha perdido pericia en los pasos de baile de la economía y desentona en la danza política.
El viernes, PPK perdió la oportunidad de condenar severamente la huelga de los maestros cuyas acciones violentas no deben tolerarse en un Estado democrático como el nuestro.
Tampoco hubo una sola mención a la situación de su antecesor Ollanta Humala, que, si bien tiene una prisión preventiva, pudo haber sido tomado como ejemplo de que en el Perú la justicia actúa con independencia, cuando hay jueces que quieren hacer bien su trabajo.
Aunque sería mucho pedir, tampoco dijo una sola palabra sobre Alejandro Toledo y las acciones que está haciendo este gobierno para traerlo al país a enfrentar la justicia.Si queremos “retomar el ritmo”, es necesario transmitir mensajes claros de que la lucha contra la corrupción no le otorga privilegios a nadie. Esos temas son los que realmente conectan con la población, una sola mención hubiera ayudado.
“La nación que queremos requiere el aporte de todos: congresistas, autoridades de los diferentes poderes, funcionarios y ciudadanos que me escuchan”. Con esta frase, PPK intentó dar la imagen de un presidente que apuesta por los consensos. Ese “aporte de todos” podría concretarse en un Gabinete con perfiles más políticos y que estén más allá del entorno presidencial. Solo así las palabras cobrarían sentido.
Entre algunas clamorosas omisiones resulta esperanzador el anuncio de un proyecto sobre inspecciones laborales, tras la tragedia en Las Malvinas. También es positiva la preocupación del mandatario por la violencia hacia la mujer, sobre todo en un país que –según lo expuesto en el mensaje– ocupa el tercer lugar en el mundo con el mayor número de violaciones por habitante. Además, PPK no dejó de mencionar la visita del papa Francisco en enero, la que, dijo, “traerá una ola de esperanza, unidad y optimismo”.
Retomemos el ritmo, presidente, no podemos seguir desentonando, y para ello hacen falta buenas parejas de baile y los pasos precisos.