Hacer algo que llame la atención sin que llegue a ser extravagante. Esa fue la premisa que tuvieron en BMW para desarrollar este modelo. Así que empezaron a jugar con su propio lenguaje de diseño. Si trasladamos esto al arte, digamos que querían hacer algo un tanto abstracto. Arte, sí, pero muy distinto a ese tan natural y conservador tan típico de la marca.
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Así, el resultado fue un modelo súper desenfrenado que llama la atención más bien por su atractivo y no por lo estrafalario. Las reglas se rompieron de tal manera en que esta X2 es más pequeña que la X1 (algo contra natura si tomamos en cuenta de que dos es más que uno) llegando a ser ocho centímetros más corta y siete más baja.
El diseño es el punto más importante de la X2. De hecho, quienes se inclinen por la X2 primarán la estética por encima de todo. Hay autos que rompen con los esquemas y que buscan atraer miradas antes de ofrecer funcionalidad u otros atributos y el nuevo modelo de BMW es uno de ellos.
El trabajo que realizó el departamento de diseño ha sido realmente notable, dotando de mucha personalidad a este modelo que se convierte en mucho más que un derivado de la X1. Lo primero que notamos son los faros, afilados y largos, que van acompañados de los clásicos riñones de BMW. Bueno, no tan clásicos a decir verdad.
Sucede que estos tienen una nueva fisionomía o al menos eso aparentan. Me explico. Lo que pasa es que estos riñones fueron invertidos. Hagan el ejercicio y volteen cualquier foto de un modelo de BMW y se darán cuenta.
Si miramos el conjunto, el auto tiene una apariencia más robusta si lo comparamos con la X1. Esto se debe, en parte, porque hay molduras de plástico a lo largo de la carrocería, como en el frontal, debajo de la parrilla, pasos de rueda y en la parte inferior de las puertas laterales. Si seguimos por los lados, encontraremos otro detalle que es un guiño a la historia de la marca: el logo en los pilares posteriores. Digo que es un guiño porque este detalle estuvo presente en icónicos modelos de BMW, como el 2000 CS y el 3.0 CSL.
En el interior prefirieron no arriesgar tanto como afuera y nos encontramos con el ya conocido habitáculo de BMW, aunque con detalles dignos de destacar. Lo primero son los asientos. Extremadamente confortables (hasta con ajuste lateral) y que están forrados con tela y alcántara. Incluso, el confort se mantiene en las plazas posteriores a pesar de que por fuera podría parecer lo contrario por el tipo de carrocería.
En tanto, el tablero está orientado al conductor y tiene costuras del color de la carrocería, al igual que los asientos y las puertas. La pantalla central es la que ya habíamos visto en otros modelos de la gama BMW, como la X3, Serie 5 y Serie 7. Esta es de 8 pulgadas, muy intuitiva y configurable dependiendo de los gustos del conductor. Sin embargo, aún no incorpora Android Auto o Apple CarPlay.
El timón tiene el ya conocido diseño que encontramos en los BMW con paquete M, forrado en cuero y con un muy buen grip. Lo que llama la atención es la palanca de cambios, que, a diferencia del resto de la gama, tuvo un rediseño que va más acorde con el concepto juvenil que tiene este auto.
La X2 llega a Perú con un motor de 2,0 litros turbo que produce 192 HP y que va ligado a una caja de doble embrague Steptronic de 7 velocidades. Si la comparamos con la X1 con la misma configuración mecánica, cabe señalar que el tacto de conducción es muy diferente.
Para empezar, la posición de conducción es mucho más baja. Asimismo, el tacto de la dirección es mucho más directo y la suspensión es más rígida, esta última sensación, por cierto, se acentúa debido al bajo perfil de las llantas de la versión probada (aros de 20 pulgadas), lo cual sacrifica un tanto el confort. Ello, pensando en conducir el auto en las desastrosas pistas de Lima, claro.
Donde realmente disfrutamos de la conducción fue en zonas sinuosas. El aplomo que tiene en curvas nos hizo pensar que estábamos conduciendo un Serie 1 elevado (a pesar de que la X2 es tracción delantera) y no más bien un auto basado en la X1).
En general, la sensación en conjunto es muy buena en todos los modos de conducción (Comfort, Eco Pro y Sport). Incluso, en esta última el auto se vuelve más divertido y adopta un carácter mucho más agresivo, pues la dirección se torna más directa, el acelerador más sensible y la caja se encarga de estirar los pasos de marcha para dar una mayor sensación de deportividad.
No cabe duda de que la X2 ha entrado en esa, todavía pequeña, lista de las SUV más divertidas de manejar. Y no solo destaca el dinamismo, sino también su desenfrenada apariencia, que provocó que más de uno voltee a mirarla en la calle. La X2 llegó para quedarse y para marcar, posiblemente, un antes y un después en BMW.
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