Una de las sagas de videojuegos de autos más exitosa es la de Need for Speed. Y es que sus campañas repletas de persecuciones policiales y duelos son de las más desafiantes.
Siguiendo la tendencia del duelo, la franquicia se unió a la empresa de lubricantes Castrol para desarrollar el Desafío de Titanio, donde enfrenta a un experimentado jugador de videojuegos automotrices contra un piloto profesional de drifting.
A diferencia de otros duelos entre este tipo de personajes, en esta ocasión ambos son colocados dentro de un Ford Mustang, al cual se le equipó un simulador con pantalla, que proyectaba las imágenes de otro auto en una pista de tierra.
El auto sobre esta pista de tierra (un Ford Mustang 5.0 V8 GT) no solo era controlado por control remoto, sino que tenía las lunas oscurecidas y se le equipó una cámara por encima para simular la misma visión que uno tiene en el Need for Speed.
El duelo incluyó puntos de control cada cierto tramo, además de una llegada final. Para hacerlo más emocionante, el video proyectado en los simuladores incluyó escenas de un desafío dentro del mismo videojuego.
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Al final, el piloto Luke Woodham venció por muy poco al experimentado jugador de videojuegos de carreras Theo Thomas.