Lo ideal es realizar un arranque normal. Eso quiere decir que si se arranca sin acelerar exageradamente el motor, obviamente, se consumirá combustible, pero en una cantidad para nada elevada.
Caso contrario ocurre cuando se acelera el motor al arrancar por encima de las 1.500 rpm. En ese caso sí se producirá un consumo de combustible notable, por lo que no es para nada recomendable hacerlo.
Además, hay que tener en cuenta que si la aceleración pasa las 1.500 rpm no solo se pierde combustible, sino también hay otros daños que se pueden producir en las cámaras de combustión debido a que el motor aún está frío y con poca lubricación.
Lo más recomendable es encender el motor y empezar a circular a bajas rpm hasta alcanzar los 90 grados de temperatura de refrigerante; luego de ello se puede manejar más libremente.