Existen tres principales razones por las que cambiar una llanta. Las dos primeras se deben a desgaste o rotura, causadas principalmente por el tipo de manejo, tipo de vehículo y terrenos por donde se circula.
El desgaste es fácilmente identificable con dos métodos: Por las marcas de desgaste que las llantas tienen normalmente, las que, al desaparecer, indican que la llanta debe reemplazarse. Por un medidor de cocada para ver su profundidad.
Sin embargo, hay un tercer motivo por el que pueda ser necesario cambiar una llanta, que es el vencimiento por tiempo. Es necesario ubicar en la llanta un número de cuatro cifras que es la fecha de producción (las dos primeras son la semana y las siguientes el año).
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Es importante tener claro que, independientemente del uso, una llanta no debe ser usada más de 5 años, pues pierde su flexibilidad.