La primera escena nos muestra a Marcos (Manu Ríos) en medio de lo que parece ser una visita al lago. Junto a él están sus amigos Sandra (Amaia Aberasturi) y Raúl (Daniel Ibáñez) en una especie de baile contemplativo hacia el lugar y lo que sería una oda hacia la libertad. Marcos, sentado a pocos metros de ellos, los contempla con una mirada serena que a la vez expresa una enorme curiosidad y deseo, propio de la adolescencia.
El momento se corta abruptamente. Es Marcos, ahora en su casa y salpicado de sangre, con miedo aparente pero reteniendo las lágrimas. Muy cerca de él, una máquina de escribir también manchada y pegado a ella, el cuerpo ensangrentado del padre del adolescente de 16 años. ¿Qué ha pasado?
Segundos después, una voz en off, la de Sandra, se convierte en la narradora de este extraño acontecimiento. “Si pudiera borrar algo de este año no borraría nada. Bueno, cambiaría la vida de la gente que quiero, cambiaría la vida de Marcos”, nos dice mientras vemos a su amigo, enmarrocado, yendo a la comisaría.
Afectada por lo ocurrido, Sandra llega al instituto donde estudiaba con Marcos y por su cara, es inevitable que su profesor Álvaro (Eloy Azorín) le pregunte ¿qué le pasa? Llorando, ella responde que su amigo no es un asesino.
Esta pequeña introducción corresponde a los tres minutos del primer episodio de “La edad de la ira”, la nueva serie original de ATRESplayer PREMIUM que llega al público el 27 de febrero a través de la plataforma de streaming española. Es una primera entrega de cuatro y es a la vez, la adaptación de la novela homónima que el escritor español Nando López, publicó en 2009, inspirado en sus experiencias como profesor de secundaria y bachillerato en su natal país.
Lo que sigue en los 50 minutos restantes del episodio, será recorrer la vida de Marcos antes del asesinato de su padre. Saber cómo era él como estudiante, amante, hijo y amigo y tratar de explicarnos qué pudo llevarlo a cometer ese crimen. Si es que acaso, él lo hizo. Todo esto, desde el punto de vista de Sandra.
Es entonces cuando nos topemos con una primera señal de alerta en la personalidad de Marcos: su aparente homofobia. “¿Y a nosotros qué nos importan tus mierdas?” le responderá el adolescente al pedido de detener las bromas homófobas que hace a la clase Álvaro, el profesor de Literatura, después de un par de chistes malos sobre el tema. Pero eso no parece importarle al protagonista de esta historia.
Después, a través de un acercamiento-coqueteo con Sandra, veremos lo importante que es la figura materna en la vida de Marcos, cuando este tararee una vieja canción de su infancia durante una salida de ambos.
Más adelante, otra revelación: “Todos creen que soy un tipo muy guay pero nunca lo he hecho con nadie, por eso he estado tan gilipollas...”, le revela Marcos a Sandra en un momento de intimidad entre ambos que culmina en los dos dormidos abrazados el uno del otro.
Y luego, más revelaciones nos pintan la vida familiar de Marcos: su madre es una mujer tremendamente amorosa, comprensiva y cuidadosa con su hijo, al punto de no incomodarse con la visita nocturna de Sandra. Todo lo contrario, a la invitada se le ofrece desayuno a la mañana siguiente seguido de palabras de halago. Este buen trato contrastará con la hostil personalidad del padre. Un hombre aparentemente autoritario y muy lejos de tener algún tipo de cercanía con su hijo.
Hasta este punto, dos problemas claros en la vida de Marcos nos llevan a entender porqué pudo hacer lo que hizo.
“La condena de los demás”
Hay una escena ya en el tramo final de este primer episodio que bien podría resumir gran parte del conflicto de Marcos hasta ese momento. Se trata de un análisis que tanto él y sus compañeros hacen en clase de la película muda francesa “La pasión de Juana de Arco”, del director Carl Theodor Dreyer (1928).
“Habla de no dejar ser a la gente como quiera, de juzgar a los demás. La Inquisición quería que todo el mundo sea como ellos...”, sostiene Marcos, y Raúl complementa: “Como si hubiese una forma correcta o incorrecta de pensar”, concluyendo con ello que la intransigencia es uno de los grandes problemas de la sociedad hace casi 100 años y también en la actualidad.
Una pelea consigo mismo
Y es precisamente de los temas que cuestiona Marcos en su análisis de “La pasión de Juana de Arco”, de los que habla la serie. De no poder ser quien realmente eres por miedo a ser juzgado por los demás. En este caso, la Inquisición del protagonista es su propio padre y como adelantamos líneas arriba, esta es quizás la razón por la que lo habría asesinado.
Si nos basamos en el libro, sabremos que la relación entre Marcos y su padre era realmente mala y que esta empeoró cuando el adolescente finalmente aceptó que amar a un hombre no está mal porque así lo dice su progenitor. Y en esta aceptación mucho tendrá que ver Sandra, una chica de 17 años que le habla a su amigo, con la naturalidad que debería tener, la atracción sobre el mismo sexo, entre otros temas que Marcos rechaza en un inicio con desprecio, como si estuviera bloqueando lo que siente.
¿Qué somos? ¿Hay que llamarlo de alguna manera?
El ritmo de este primer capítulo es bueno, cada escena tiene un sentido y nos va revelando no solo la personalidad de Marcos sino el entorno que lo rodea. Y durante este tramo, el halo del asesinato del padre se siente todo el tiempo, de alguna manera atado a lo que vamos descubriendo del protagonista, además de lo que nos muestran los pequeños flashforward.
Mención aparte merece la muerte de la madre de Marcos. En esta primera entrega no se nos da mayores detalles de lo que pasó con ella pero sabemos que este hecho acentuará todavía más la mala relación con el padre.
El grito de libertad de Marcos en la última escena, precisamente en la que está junto a Raúl y Sandra frente al lago que se menciona en el primer párrafo de este análisis, es el desahogo a una sociedad que no cesa de imponer sus propias reglas, etiquetas y sentencias.
“Qué ¿qué somos? No sé cómo llamarlo. Hay que llamarlo de alguna manera?”, nos dice Sandra mientras junto a Marcos y Raúl se abrazan, se besan y bailan al ritmo del viento, como si no existiera nadie más alrededor de ellos.
Para algunos quizás este tema ya está muy tocado y no tiene nada de particular pero lamentablemente sigue tan actual como siempre. Queda esperar cómo en los siguientes capítulos esta especie de presentación vista en la primera entrega, pueda profundizar en los conflictos de los personajes y en las consecuencias que de ellos puedan desprenderse.
DATOS
-Además de “La edad de la ira”, Manú Ríos estrena este año la quinta temporada de “Élite” en Netflix.
-El responsable de la adaptación televisiva de “La edad de la ira” es Juanma Ruiz de Córdoba, guionista de “Vis a vis: El Oasis”, “Vis a Vis”, entre otras producciones españolas.
Escucha a continuación la intro de “La edad de la ira”. Tema: “Tanta vida” - intérprete: Sila Lua
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