¿Qué define si una serie de TV es buena? Demasiados factores, sea el desarrollo de la trama, los conflictos entre los personajes o incluso su factura técnica. Pero algo que tienen en común todas las historias, desde “Breaking Bad” hasta “Los Soprano”, es que le hacen sentir cosas al espectador. La ficción ataca la lógica, pero también el sentimiento. Bajo esa premisa, ¿”The Mandalorian” temporada 3 ha motivado algo? No mucho. Ni nostalgia ni amor, ni odio ni desprecio. La indiferencia parece ser el común denominador en todos los episodios. Incluso hay memes que provocan más reacción que lo visto en TV.
Entonces llegó el tercer episodio, que ofreció algo distinto al separarse de sus personajes principales, pero cuya desconexión temática hizo ruido. Buen capítulo, pero no para esta serie. Un paréntesis millonario que no hizo gran cosa para indicar a dónde se dirige la historia. El cuarto episodio, que regresa a los personajes conocidos, también tiene sus propios problemas, los cuales son culpa tanto de esta ficción en sí como de la dirección general de la franquicia.
Din Djarin (Pedro Pascal) y Grogu se integran a la comunidad mandaloriana, donde el pequeño integrante empieza su entrenamiento. Un raptor secuestra al huérfano Ragnar (Wesley Kimmel), lo cual motiva una misión de rescate con Bo Katan Kryze (Katee Sackhoff) a la cabeza. Grogu se queda en tierra firme, donde recibe una placa de beskar para su futura armadura. La misión de rescate tiene éxito y Bo Katan, intrigada por lo que vio al fondo de las aguas sagradas de Mandalore, reflexiona.
Una historia sin rumbo
Cuando empezó la tercera temporada de “The Mandalorian”, los comentarios de la audiencia y crítica se dividieron en que la serie es mala o que recién estaba sembrando detalles para desarrollos inminentes. Con el cuarto episodio, punto medio de esta tanda de capítulos, todavía no es claro qué intenta contar, quiénes son los enemigos y a dónde se dirigen los personajes.
Los que hacen ficción entran en un contrato tácito con sus espectadores: “quédate con nosotros, valdrá la pena”. En temporadas anteriores de esta serie la promesa pagó, sea por el desarrollo de personajes, las sorpresas o referencias a momentos clave de la saga. Los mejores momentos, con Din Djarin aceptando a Grogu como su hijo o la aparición de Luke quedarán para el recuerdo. Nada de eso se ha visto en la serie las últimas semanas. Din quería redimirse, arriesgó su vida y logró su objetivo final. Ese es el único hilo narrativo claramente definido. Aunque carente de matices, fue satisfactoria.
Otra historia es la de Bo-Katan Kryze, quien a fines de la temporada dos quedó en evidente conflicto con Din por la posesión del sable oscuro. Salvo unas líneas dichas con desgano por el personaje en su trono, no hay mayor rumbo para ella ahora que no tiene súbditos y, por capricho de la serie, ya es parte de los Hijos de la Guardia; el culto de mandalorianos ortodoxos. Incluso la visión subacuática que tuvo del mitosaurio, una leyenda de Mandalore, no ha sido atada correctamente con lo que significa para la trama. Las especulaciones sobre lo que ella podría hacer son tan abiertas que no vale la pena repasarlas. Pase lo que pase con el personaje, “The Mandalorian” hace poco esfuerzo para al espectador le importe su futuro.
Disparos al aire
El cuarto episodio también presenta un recuerdo. Mientras Grogu observa la forja mandaloriana, su pequeño rostro de marioneta transmite preocupación. Entonces la serie hace otro paréntesis, donde vemos al expadawan huyendo de la Orden 66 junto a la ayuda del jedi Kelleran Beq (Ahmed Best). Acción fluida, emocionante como solo “Star Wars” puede ser, pero finalmente inconexa de lo que sea que quiere contar la serie. En ese punto, recuerda a las escenas de Coruscant en el tercer episodio por su aparición casi aleatoria.
Puede que lo único bueno de esta temporada de “The Mandalorian” sean los momentos de acción: la entrada triunfante de Din Djarin para rescatar a sus hermanos, la exploración de las minas, y ahora la persecución. Por sí solos son disfrutables. Juntos, no ofrecen nada superior a la suma de sus partes.
¿En qué momento se arruinó “The Mandalorian”? Posiblemente, con el estreno de “The Book of Boba Fett”, que a mitad de temporada olvidó de quién era la serie y presentó desarrollos considerables en la historia de Din Djarin, quien se reencuentra con Grogu en un conflicto ajeno por el destino de Tatooine. Esta resolución acabó con cualquier posible conflicto motivado por la ausencia de Grogu; una promesa hecha al final de la segunda temporada de retorno a los orígenes.
Cualquiera que sea el motivo detrás de esa decisión, el resultado sigue siendo el mismo: la serie perdió impulso. Los creadores necesariamente tienen que haberse dado cuenta, lo cual confunde incluso más, pues los episodios no repotencian viejos conflictos ni crean nuevos. La narración tampoco va en una dirección totalmente distinta que genere cualquier interés. Esta indecisión hace de “The Mandalorian” sea solo una serie de bonita factura técnica, pero escasa sustancia. La historia que en un momento llegó a ser lo mejor de “Star Wars” en acción real ha salido de órbita. Su presente, una lágrima. Su futuro, un enigma.
CALIFICACIÓN
★☆☆☆☆
Todos los miércoles Disney+ estrena nuevos episodios de "The Mandalorian".
TE PUEDE INTERESAR
- El “refugiado” Pedro Pascal: la historia de cómo su familia abandonó Chile
- “The Mandalorian”: ¿cuándo y a qué hora se estrena en Disney Plus el capítulo 3x03?
- Como “The Mandalorian” no sabe a dónde ir, va hacia abajo | CRÍTICA
- “The Mandalorian”: fecha y hora para ver online el capítulo 3x02
- Todo lo que tienes que saber sobre la tercera temporada de ‘The Mandalorian’ sin spoilers
Contenido Sugerido
Contenido GEC