“El juego del calamar” se ha convertido en la serie más vista en la historia de Netflix y que este logro lo tenga una serie surcoreana no solo llama la atención en este lado del planeta, sino también en el propio país asiático, donde la serie ha dividido opiniones, entre aquellos que se ven reflejados por las miserias de los personajes protagónicos y aquellos que no gustan de ver esta realidad expuesta en más de 190 países.
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“Los coreanos aman ser los Nº1, pero no a costa de mostrar sus trapos sucios”, dijo CedarBough Saeji, profesora asistente de Estudios Coreanos y de Asia del Este en la Universidad Nacional de Pusan, en Busan, Corea del Sur, en un reportaje de CBS News. “Existe esta disonancia entre el orgullo por un programa coreano dominando en todo el mundo y la incomodidad con lo que el programa parece exponer sobre el país”, añadió la académica.
El citado reportaje explica cómo el fervor de “El juego del calamar” se apoderó en su momento de los surcoreanos, pero también el impacto que tuvo el saber que la serie -y lo que relata e ellos como sociedad- había tenido tanta resonancia internacional.
Una compleja estructura social
Tanto en este informe, como en videos que comparten en YouTube reacciones de surcoreanos al éxito de “Squid Game”, se coincide en que la serie aborda con mucho realismo un tema muy sensible en la sociedad de este país: el de las deudas imposibles de pagar y las exigencias feroces a sus ciudadanos.
“Aunque soy joven, me identifiqué fácilmente con la dura realidad de una sociedad muy competitiva”, expresó Park Sae-ha, estudiante de Economía de la Universidad Yonsei de Seúl, a la CBS. Y es que Corea del Sur, décima potencia económica mundial, ha visto en los últimos años cómo se han disparado las deudas en los hogares coreanos hasta superar el 100% de su PIB, el más alto de Asia.
“Las familias se están endeudando para pagar los costos de vivienda y educación, un gasto esencial para las clases medias que esperan asegurar que sus hijos accedan a la universidad que quieren”, explica la BBC. Es así que los gastos relacionados a los bienes raíces se han convertido en una de las principales causas de deuda entre los surcoreanos.
“El precio promedio de un apartamento en Seúl se acerca al millón de dólares. Las restricciones a los préstamos y los esfuerzos por enfriar el mercado de la vivienda han contribuido poco a frenar el endeudamiento de los hogares. Además de la vivienda, algunos coreanos, especialmente los jóvenes, piden prestado dinero para invertir en criptomonedas”, narra la CBS.
La cultura del fracaso
En “El juego del calamar” vemos a 456 personas ahogadas en sus deudas aceptar participar de una serie de retos de supervivencia -inspirados en juegos infantiles surcoreanos- para ganar 45 mil 600 millones de wones (poco más de 38 millones de dólares o 158 millones de soles).
Actualmente, se estima que 400,000 surcoreanos tienen deudas con usureros.
Para la académica CedarBough Saeji estar en bancarrota en Corea del Sur no significa una oportunidad para empezar de cero, sino un destino fatal, por lo que el hecho de que los participantes de “El juego del calamar”, en un momento de la trama decidan seguir jugando, pese a la letalidad de la dinámica, resulta comprensible.
“En el mundo normal no es solo la muerte de su cuerpo, es la muerte de su orgullo. Es la vergüenza de tener que ser un fracaso frente a tu familia “, dijo la especialista. “Es mucha la gente de clase media que vive con deudas. Puedo empatizar totalmente con las personas que se unieron al juego”, sentenció en el reportaje de la CBS.