No es tan frecuente que dos cadenas de streaming se disputen de forma tan obvia un caso para producir un producto audiovisual original y fuera del negocio del entretenimiento. Esto ha ocurrido y tiene como protagonistas a Netflix – líder en este formato de transmisión de contenidos—y a HBO Max, su más flamante competidor. ¿Qué motivó esto? Te lo contamos aquí.
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El crimen de una joven española (Rocío Wanninkhof) en el año 1999 motiva que la atención de la opinión pública española centre durante meses su atención sobre la expareja de la madre de esta (Dolores Vásquez), quien resulta –sin mayor aporte que un grupo de indicios—pagando más de 500 días en prisión. La revelación de otro asesinato –también contra una chica (Sonia Carabantes,) pero en el año 2003—arroja una verdad escabrosa: la sentenciada siempre fue inocente.
Desde su concepción, uno podría pensar que estamos ante un documental más sobre errores del sistema de justicia. Pero nada más lejos de la realidad. En una hora y media, los espectadores veremos una serie de temas que irán desfilando de forma tan ágil como cruda, desnudando a una sociedad que tal vez no ha cambiado mucho casi dos décadas después.
La primera de las aristas a analizar en “El caso Wanninkhof-Carabantes” está vinculada al ámbito familiar e íntimo de las víctimas. Tenemos ante nosotros un amplio archivo de declaraciones en donde la madre de Rocío Wanninkhof (Alicia Hornos) señala con absoluta frialdad a su ex pareja. Amparándose en una supuesta “sed de venganza” pide la máxima pena contra ella. Y del otro lado, tenemos a los familiares de Vásquez, quienes –con amplia plenitud de derecho—piden se respete la presunción de inocencia y no se castigue sin pruebas contundentes.
Hay que mencionar que, y esto lo relata notablemente el documental de Tània Balló, sobre la inculpada (y luego sentenciada) nunca hubo pruebas sólidas (confirmaciones del ADN en los restos de la víctima u objetos hallados en la escena del crimen). Lo que sí hubieron fueron testimonios difusos, y muchos (su empleada del hogar, una extranjera que no podía pronunciar correctamente el español, dijo haberla visto golpear un cuchillo sobre una foto). También recayó sobre ella algo que ya podemos mencionar como una segunda arista: prejuicios sobre las lesbianas. En el documental se menciona como “lesbofobia” pura y dura.
Por su aspecto aparentemente frío y calculador, porque era una mujer de pocas palabras, pero sobre todo por su orientación sexual, Dolores Vásquez fue señalada más de una vez en los medios como “una persona que parece ser la culpable”. No es, en absoluto, el primer caso parecido, ni en España ni en el Perú. Aunque el documental vaya que muestra un caso sumamente particular de estereotipos y prejuicios llevados al límite.
No sobra hacer referencia al segundo caso. En 2003 fue hallada muerta Sonia Carabantes, otra joven española cuyo atroz crimen motivó la solidaridad general de Coín, un pequeño pueblo ubicado en Málaga. A diferencia del primer caso, aquí el procedimiento de investigación y judicial fue llevado de una forma mucho más profesional (aunque las características fueron distintas, claro). Luego vendrían factores externos –el asesino, un británico con graves antecedentes por violencia contra mujeres, identificado como Tony King— fue delatado por su ex esposa, horrorizada al descubrir a quién le juró ‘amor eterno’ alguna vez. Además, una artista extranjera lo identificaría rápidamente como el hombre que intentó abusarla algunas décadas atrás.
Aunque tal vez pudo incidirse algo más en el puente que une ambos casos, “El caso Wanninkhof-Carabantes” permite ver cómo el trabajo profesional y el correcto funcionamiento de las instituciones propició que se contrasten las huellas halladas en la segunda escena del crimen con las primeras. Como bien dice una de las voces del documental, a partir de aquí el desenlace llega de forma veloz
Aunque el dolor en las familias de ambas víctimas de Tony King es inconmensurable, este documental está para recordarnos fundamentalmente quién fue Dolores Vásquez. En una parte del video se dice que “la prensa ha dado más portadas a su sentencia como culpable que a su absolución del caso” y eso es real. Señalada por años como asesina, insultada por desconocidos en la vía pública, y maltratada en ‘reality shows’, ella nunca será la misma. Solo esto explica por qué Netflix y HBO Max (que ha logrado su testimonio exclusivo para un próximo documental) le hayan prestado tanta atención.
LA FICHA:
Sinopsis: En 1999, alguien le arrebata la vida a Rocío Wanninkhof. Sospechan de la expareja de su madre, Dolores Vázquez. ¿Habrá sido ella? Una segunda víctima revelará la verdad.
Plataforma: Netflix.
Duración: 1 hora y 28 minutos
Clasificación: Público en general.
Calificación: ★★★★
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