NELLY LUNA AMANCIO
“Lo primero, hijo mío, has de pensar bien tus pecados, y hazer quipo dellos”. III Concilio Limense.1583-1584
En 1622 el párroco de Andahuaylillas (Cusco ), Juan Pérez Bocanegra –cusqueño y gran conocedor del quechua y el aimara–, escribió un texto que siglos después nos daría luces sobre el uso del quipu durante la Colonia: el quipu confesional. El sacerdote dedicó varias páginas de su “Ritual formulario” a describir cómo los indígenas acudían a confesarse con quipus en los que registraban sus pecados. A Pérez Bocanegra no le agradaba tal práctica. Había descubierto que sus parroquianos reutilizaban los cordeles en diferentes situaciones y, a veces, incluso se los prestaban a otros.
La historia de Pérez Bocanegra nos ayuda a entender los usos de los quipus después de la Conquista. Las investigaciones más recientes nos revelan que el empleo de estos instrumentos no solo comenzó antes del Estado Inca, sino que se prolongó durante la Colonia. Se creía –y así se continúa enseñando en algunas escuelas– que los españoles suprimieron todos los quipus y que persiguieron a los quipucamayoc, pero en los últimos años se han descubierto documentos que iluminan la historia de este medio en los siglos XVI y XVII.
LA VERSIÓN COLONIAL ¿Cuánto más sabemos hoy de los quipus? Hay más certezas, pero también más preguntas. “Tenemos que reconfigurar la idea de que los quipus se usaron solo durante el período inca. Su uso se extendió hasta 150 años después de la llegada de los españoles. Hay documentación que señala que también se utilizaban en los tribunales, en la mita, las encomiendas y las cuentas nacionales”, precisa el historiador Marco Curatola , profesor de la Universidad Católica y uno de los editores del libro “El quipu colonial”, que recoge los más importantes y recientes estudios alrededor de estos.
Las investigaciones mencionan que las décadas anteriores y posteriores al III Concilio de Lima (entre 1582 y 1585, cuando se definieron los asuntos de la evangelización indígena) los quipus tuvieron gran aceptación inicial como ayuda para aprender oraciones y recordar los pecados antes de la confesión.
Según el estudio del profesor Galen Brokaw, si bien el número de referencias a los quipus en documentos oficiales se reduce dramáticamente a partir de 1583, “existen muchas evidencias de que hubo continuidad en el uso de estos instrumentos en la administración de comunidades locales”. Brokaw señala que incluso en 1639 varias comunidades indígenas incluían en su organización el puesto oficial de quipucamayoc.
Según el especialista, aun cuando el III Concilio de Lima prohibió el uso de quipus, estos continuaron siendo útiles. ¿Entonces por qué dejaron de usarse? “La caducidad de este medio se debió más a la difusión del alfabetismo y al deterioro de las instituciones socioeconómicas tradicionales que a la supuesta prohibición universal de este medio”, concluye Brokaw.
PRUEBAS DE CARBONO Hay certezas alrededor de los quipus. Se sabe que era un sistema muy sofisticado de contabilidad y memoria de hechos históricos de los incas. Se sabe también que el sistema de cuentas era decimal, pero lo que no sabemos es qué registran: “No sabemos si se refieren a animales o a otra cosa. Eso falta responder y en ese tema cada especialista tiene su opinión”, dice José Carlos de la Puente, otro de los editores del libro de la PUCP.
Un gran problema a la hora de analizar estos instrumentos ha sido la falta de contexto arqueológico. La mayoría de quipus fueron saqueados y terminaron en manos de coleccionistas privados.
Entre América y Europa se han contabilizado 734 ejemplares. La colección más grande de quipus está en Alemania: el Museo Etnográfico de Berlín tiene 350. Adicionalmente, se calcula que en colecciones privadas puede haber otros 200.
Durante años se ha creído que estos quipus eran incas, pero las pruebas de radiocarbono hechas a 13 de estos ejemplares –analizadas por Elmo León, investigador del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú– muestran que la mayoría provendría de la época colonial. Para Curatola y De la Puente, les resulta sorprendente que “ninguno de los cordeles hasta ahora fechados haya resultado pertenecer a ciencia cierta al tiempo del Tahuantinsuyo”.
Además de estos resultados, ahora se sabe que de los cientos de ejemplares de quipus hoy existentes, ninguno proviene del corazón del Estado Inca, el Cusco. La mayoría procede de la costa peruana, y de ellos, 133, de Pachacámac. “No es que no hayan existido quipus de la época inca, solo que estos no habrían resistido el paso del tiempo”, aclara Curatola. En la costa, la ausencia de lluvias y la aridez del subsuelo sí habrían permitido la conservación de estas piezas.
EL QUIPU ROSETTA Uno de los esfuerzos más ambiciosos –y el más importante en este momento– para estudiar los quipus está en Estados Unidos. El Khipu Database Project, auspiciado por la Universidad de Harvard, tiene una detallada base de datos sobre la estructura, color y número de 600 ejemplares estudiados. Su director, Gary Urton, es el experto en quipus más importante del planeta.
Uno de los últimos estudios de este proyecto revela lo que podría significar –de confirmarse la hipótesis– el hallazgo de un quipu rosetta (en alusión a la piedra que permitió comprender los jeroglíficos egipcios): un quipu cuyos nudos muestren correspondencia con un documento de la época colonial.
Urton explica que durante ese período los españoles llamaban a los quipucamayoc para que leyeran sus quipus mientras que un intérprete traducía al castellano y un escribano tomaba registro de las cuentas y memorias del Estado Inca. Entonces, si había quipus transcritos al castellano habría que encontrar un ejemplo de esta transcripción.
Y Urton cree haberlo encontrado. Ha hallado un documento que registra el tributo que debían pagar los pobladores de una comunidad del valle del Santa. Simultáneamente, en el Museo Temple Radicati de la Universidad San Marcos ha encontrado seis quipus procedentes de esta zona cuyos hilos están organizados en 132 reparticiones, que coinciden precisamente con los 132 nombres que aparecen en el documento. Aunque aún no hay certezas sobre el hallazgo, el equipo del proyecto espera que la investigación pueda dar muchas más luces para entender la estructura narrativa.
Las crónicas hablan no solo de quipus contables, sino también de aquellos que narraban los mitos y las hazañas históricas de las familias reales. ¿Estamos lejos de entender estos quipus narrativos?, le preguntamos al profesor Curatola. “Honestamente quisiera que se encuentre la clave. ¿Cuándo se podrá lograr eso? No lo sabemos. No creo que sea en un tiempo breve”, dice, y se sorprende: “Lo más extraño de todo es que teniendo cronistas tan brillantes en ese período, ninguno nos dejó una explicación de cómo funcionan”.
Las investigaciones hurgan en las historias que estos nudos encierran. Comprenderlas, como dicen los investigadores, nos permitirá conocer no solo “los pormenores de la organización administrativa del más grande imperio de la América antigua, sino también las circunstancias de la vida económica, social y religiosa de los pueblos andinos durante la Colonia”.
USO EN LA ADMINISTRACIÓN ANDINA CIENTOS DE CORDELES Los quipus se fabricaban con fibras de algodón o camélido, hiladas y retorcidas. Contienen entre uno y 1.500 cordeles colgantes. El número promedio de estos cordeles en los ejemplares analizados por el proyecto de investigación de la Universidad de Harvard es de 84. Los nudos, por lo general, son de tres tipos distintos.
LAS CUATRO OPERACIONES Las operaciones aritméticas y matemáticas usadas por los contadores incas incluían la suma, resta, multiplicación y división. El tributo inca tenía la forma de un impuesto laboral que se aplicaba a todos los hombres de buena salud, entre los 18 y 50 años.
EL EJEMPLAR CONFESIONAL El texto que escribió en 1622 el sacerdote Juan Pérez Bocanegra, Ritual formulario, publicado en 1631, contiene mucha información sobre cómo observar los usos que los indígenas cusqueños daban a los quipus confesionales.
NORMA DEL VIRREY TOLEDO Entre 1570 y 1581, el virrey Francisco de Toledo incorporó oficialmente el quipu al sistema administrativo del Virreinato. Diversos documentos analizados señalan que, a pesar de la prohibición de la Iglesia Católica, los quipus continuaron utilizándose en la administración de las comunidades andinas.
LOS AUTORES MARCO CURATOLA PETROCCHI Profesor principal de Historia del Departamento de Humanidades y director del Programa de Estudios Andinos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Actualmente es tinker visiting professor del Departamento de Antropología de la Universidad de Chicago.
JOSÉ DE LA PUENTE LUNA Profesor asistente del Departamento de Historia de la Texas State University-San Marcos y docente del doctorado del Programa de Estudios Andinos de la PUCP.
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