Tan difícil como gritar un gol que nos clasifique era encontrar en un libro que cuente nuestras hazañas.
Las pocas que hubo, las que hay. El primer título sudamericano en el 39, los goles en la Bombonera en el 69, la Copa América del 75. Nuestros héroes de Panini, que van desde Manguera Villanueva o José María Lavalle, hasta Teófilo Cubillas, Roberto Chale o Héctor Chumpitaz. La clasificación peruana al Mundial de Rusia no solo ha permitido liberarnos de una carga pesada como un container: también ha movilizado como nunca –tal vez- la industria literaria en el país. Umberto Jara, autor de El Camino a Rusia (Planeta, 2018), el primero en publicar un libro post clasificación, resumió así para Somos en aquellos días de euforia: “Necesitábamos un triunfo así para que se valore distinto el fútbol peruano en general”.
José Carlos Yrigoyen, también para esta revista, trato de resumir lo que significaban tantos años sin Mundiales sentados en una mesa del Haití en Miraflores. Eran los días de “Con todo, contra todos” (Penguin Random House), una ruta para conocer a dónde fue y por qué se perdió la selección. Un libro imprescindible. “Pertenezco a la generación de la derrota. El fútbol entonces era el reflejo de un país que se caía: empobrecido, ensangrentado, turbulento. ¿Qué podíamos celebrar? El fútbol peruano en estos 36 años se desarrolló en perfecta consonancia con eso, era el fútbol que cabía esperar. En los últimos años el país mejoró, volvió la democracia, hubo cierta tranquilidad. ¿Por qué el fútbol no crecía? Ahora podemos decir que ha empezado a alinearse, con el equipo de Ricardo Gareca y su solidaridad y su juego.
No es el único. En los últimos cinco meses han aparecido más de 10 libros –para niños, enciclopédicos, guias, de fotografías- que nunca hubiésemos imaginado en estantes y librerías del país. Estos son algunos, una colección arbitraria a la que le falta, por ejemplo, Perdonen la Alegría de Toño Angulo Daneri.
Tener una biblioteca llena es más importante que un clóset lleno de zapatillas. Con éstos solo corres, con la primera vuelas.