Hace 12 años que Sudamérica no se quedaba sin meter un equipo entre los cuatro primeros de un Mundial. Y hace 16 que no hay una vuelta olímpica de un integrante de la Conmebol. La brecha evidente entre el fútbol sudamericano y el europeo en clubes parece tener su coletazo, y serio, ahora en selecciones.
¿Qué se está haciendo mal en Sudamérica? Si algo había hecho destacar a las selecciones de este lado del mundo, era su técnica, la manera de jugar que hizo que Europa comenzara a mirar para acá y a llevarse lo mejor de nuestro talento.
Europa quiso copiar nuestra forma de jugar y algunos equipos, incluso, se coronaron campeones del mundo. Claro que ahora se fueron al otro extremo y fracasaron en Rusia. En cambio, por aquí muchos entrenadores prefirieron apostarle a la talla, a la fortaleza física, a buscar jugadores grandotes y que corran. Más o menos, lo que hacían los europeos antes.
Eso sí, en Europa se siguen llevando a los mejores de por aquí. Incluso se llevan otros sin brillo... Cada vez se van más jóvenes. Ahí está el caso de Lionel Messi, que llegó siendo un niño al Barcelona y por eso su crianza es prácticamente catalana.
La única manera de marcar diferencia es volver a las raíces. Hay que trabajar la técnica. Los equipos se preocupan más por llenarles la cabeza de táctica por encima del ingenio. Así es difícil. El martes comenzaremos a vivir una nueva semifinal, alejada de nuestras raíces, así haya talentos que se parezcan a lo que nosotros teníamos, como Mbappé, Hazard o Griezmann.
Es hora de jugar de nuevo como lo sentimos, en vez de querer parecernos a los que antes querían ser como nosotros.