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Febrero suele ser un mes sagrado para el que vive en el Altiplano: fiesta en todo Puno para agradecer a la Virgen de la Candelaria, patrona de este departamento, por todo lo concedido y por lo que vendrá. En estas semanas dejan casi todo de lado para celebrar con su Mamita, a quien veneran con singular devoción. Son incontables los días en que salen a las calles a bailar, orar y celebrar. Situada al lado del lago Titicaca, esta ciudad recibe en estos días a miles de fieles, muchos de ellos puneños residentes en otros lugares que retornan a su tierra todos los años para esta fiesta. Otros devotos vienen de departamentos cercanos como Tacna, Moquegua y Arequipa e incluso de Bolivia o del norte de Chile.
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Este año, sin embargo, la Federación Regional de Folclore y Cultura de Puno informó la suspensión de toda actividad festiva en honor a la Virgen de la Candelaria, y descartó la posibilidad de realizar la fiesta virtual semipresencial, que habían planteado un sector de agrupaciones folclóricas afiliadas a dicha entidad cultural, debido a la emergencia sanitaria. Richard Hirano, editor de fotografía de Somos, saca del archivo nostálgicas imágenes de su visita en febrero del 2008. Una fiesta que no fue. //
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