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Con una cortesía que no es normal y una palabra que, por tono y belleza, transporta rápido a la Plaza Roja, Fernanda Jiménez responde un chat que busca saber más sobre la próxima revolución rusa: la hinchada femenina que irá a alentar a Perú. Su foto de perfil resume su cariño: camiseta, gorra y pulsera blanquirroja. Y labial. “Somos mujeres –dice Fernanda– que en su mayoría viajaremos solas a Rusia para alentar a nuestra selección. Y aunque no nos conocemos, desde ya somos amigas y nos comunicamos a diario por Facebook y WhatsApp”.
¿Quiénes son ellas y por qué se organizaron así? ¿Cuántas son y cuáles son sus planes en el Mundial? Lo primero es lo primero: son peruanas, son hinchas y les gusta el fútbol por herencia, curiosidad o simple cariño. No hay más ciencia: el fútbol es el generoso deporte que permite esta armonía. Y la tribuna, una prueba de que no se necesitan discursos para la igualdad. Solo ir.
Fernanda vive hace 16 años en Moscú y a través de su canal de YouTube decidió volcar toda su experiencia de vida para los fanáticos peruanos que irán a la Copa del Mundo. Desde el partido de noviembre del año pasado con Nueva Zelanda, el canal fue creciendo, los peruanos que soñaban con el viaje interesándose y ella, feliz. “Eran hombres y mujeres, y eso era lo que más me gustaba”, recuerda. Pronto la ola fue creciendo, nació Comunidad Perú al Mundial, el primer grupo de Facebook y luego, Pasión Peruana, Mujeres al Mundial, que ya tiene seis meses de creado, 511 integrantes a punto de viajar, seis administradoras en distintas partes del mundo (Kat Fierro desde Sydney, Valeria Cortez desde Buenos Aires, Valery Lillo desde Miami, Domenica Brosset desde Geneva y Caroline Limascca desde Lima). Y un único requisito, establecido en el grupo privado de la red social:
“Si eres hombre, no pierdas tu tiempo queriendo entrar, ¡ya nos vemos en Rusia para gritar los goles!”
“A sus órdenes”Caroline Limascca es peruana, hincha de la selección y le gusta viajar. Ella es una de las 83 peruanas –hasta hoy– que viajarán desde Lima hasta Moscú para alentar a Perú. Podría faltar algún detalle en la maleta, cosas sin importancia, menos su última obra: una bandera bicolor con la frase ‘Pasión Peruana’ y un zapato taco aguja como escudo. “Viajo el 8 de junio y regreso el 20 de julio. Tengo boletos comprados para el Perú-Australia y el Perú-Dinamarca. Ah, también al tercer puesto”, dice. Caroline es la administradora en Lima del grupo en Facebook, es decir, quien decide alguna de las reglas –el orden femenino es todo– para ser aceptada en la legión: mostrar alguna evidencia de que viajas a Rusia (pasajes a Rusia, entradas a los partidos de Perú o Fan ID), tener WhatsApp público para ver foto y nombre de perfil, ser activa en el chat, enviar una foto y un audio breve para escuchar su testimonio y, básicamente, su pasión por el fútbol”. Lo que ni las barras bravas pudieron con el burocrático empadronamiento, lo hacen ellas. Un ejemplo.
La fiesta es de ellasA Kat Fierro –administradora desde Australia– le gusta el fútbol desde que aprendió a caminar: su papá es un fanático del balompié y llegó a tener su propio equipo local, donde era el capitán. “Como me apasiona el fútbol, viajé a Wellington a apoyar a la blanquirroja”, dice, como si fuera una travesura. Un rápido vistazo a su cuenta de Facebook confirma que sus esperanzas están en el pie derecho de Jefferson Farfán: su selfie con el ‘10’ la delata.
Todo lo que viene ahora –aunque el castigo a Paolo Guerrero nuble– es ganancia. Fiesta. La nuestra y la de ellas, mujeres hinchas. “Las chicas –dice Kat–estamos practicando festejo para la gran jarana que se viene: el 14 de junio nos reuniremos en el Fan Fest en Moscú, el 15 tenemos un almuerzo en el Lima Restaurant –del buen Orlando Baldeón–, el 16 nos reuniremos en Saransk para el banderazo con las otras barras y grupos y también para celebrar por nuestra selección”. Una fiesta.
El fútbol es eso, aunque a veces no parezca. Más de 38.500 peruanos han comprado entradas para el Mundial según la FIFA. Cuando se escucha una voz de aliento nadie es tan tonto de pedirle DNI.