Era el cumpleaños del poeta Lucho Hernández y Susana Baca fue a celebrarlo a su casa de San Bartolo, empapelada para la ocasión: cual vándalos de kindergarten (esos que malean la propiedad pública con liquid paper), los invitados se la pasaron pintando el provisional papel tapiz. Pero más tarde quisieron enseriarse, ponerse peligrosos. Recolectaron vidrios rotos en la playa: pedacitos verdes, azules. El mar mismo hecho pedazos. Se dirigieron al bufadero y los colocaron segundos antes de que la ola reventara. Y reventó. “Los vidriecitos salieron volando, fue hermoso”, cuenta Susana. “¡Fue peligrosísimo, también! Pero estábamos tomados… Al día siguiente ni lo podíamos creer”.
Pero aunque ella misma diga que el Perú es “tierra de poetas”, a estos nunca les ha ido tan bien en suelo firme. Chabuca Granda, su maestra legendaria, incluso llegó a interceder para que los compositores que morían –en extrema pobreza– en Bravo Chico, el hospital de tuberculosos, recibieran sus regalías.
Palabra cantadaLa propia Baca alcanzó el estrellato internacional gracias al Maria Landó de César Calvo (todavía recuerda el pescado con aceitunas que el poeta “gourmet” le preparó), impresionando a David Byrne, fundador de Talking Heads y el sello discográfico Luaka Bop. Y hoy parece pertenecer a esa línea de cantantes chamánicas –las manos en rezo, las chalinas que se abren junto con los brazos– como Violeta Parra, Chavela Vargas, Mercedes Sosa, Patti Smith y la propia Chabuca, cuyas obras no se entienden sino a través de la poesía.
En su caso, estaba cantado: los años en la Universidad Enrique Guzmán y Valle, La Cantuta, donde estudió Educación (ha sido maestra en El Agustino y en una escuela unidocente en la sierra) inevitablemente la harían volcarse hacia la lírica. La universidad era, en aquella época, el ponedero de muchos artistas. Durante el invierno europeo, Julio Ramón Ribeyro daba conferencias, mientras Manuel Scorza y Arturo Corcuera eran ponentes habituales. Como maestros de planta, estaban Alejandro Romualdo, Juan Gonzalo Rose y Oswaldo Reynoso. “¡Imagínate la suerte!”, exclama Susana. “Entonces me dije: si esta gente escribe de esta manera, ¿por qué yo voy a cantar letras feas?”.
Mal de amoresLejos del Bravo Chico que indignó a Chabuca, está el recuerdo feliz de Susana en el Hospital Belén de Cajamarca, cuya terraza fue su proscenio en la III edición del Festival de Poesía El Patio Azul (2003), organizado por el filósofo Alberto Benavides Ganoza. Ahí le cantó sus versos –por primera vez cara a cara– a dos de sus poetas favoritos: Arturo Corcuera y Antonio Cisneros, quienes luego blandirían una sola frase en las trifulcas con sus colegas: “A ti no te ha cantado la Susana…”.
A Corcuera –recientemente fallecido el 21 de agosto– le cantó “Los amores”, que había escuchado antes musicalizado por Juan Luis Pereira (fundador de El Polen). “Dije: ese poema es mío”, cuenta Susana. “Pero cuando intenté interpretarlo con mis músicos por primera vez, salió un bolero espantoso. Yo les dije: lo que pasa es que ustedes nunca han amado en sus vidas, y me fui molesta”.
Espectáculo “De los amores”Cuándo: 8 y 9 de septiembreDónde: Teatro MunicipalRepertorio: Incluye nuevos temas que hablan sobre el amor y las fiestas de la costa. Tour: El recital es parte de la Gira Primavera 2017, con la que ya ha realizado 10 conciertos en Europa y 2 en Estados Unidos. Al de Lima, le seguirán 3 presentaciones en Argentina y 1 en Uruguay.
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