Susan Gonzáles – Marketing y Publicidad del CPE de la Universidad Científica del Sur“Yo salí del colegio en el 2000 y dos años más tarde ingresé a
ELA, donde estudié secretariado bilingüe. Trabajé varios años para sacar adelante a mi familia, pero como ganaba un sueldo básico, decidí cursar una carrera profesional.
Opté por la Universidad Científica del Sur, ya que me daba más facilidades: para comenzar, yo solo tenía 24 años y algunos lugares te exigían una edad mínima mayor. Además, dictaban las clases solo días de semana y eso me permitió organizarme.
Mi pequeño tenía 3 años y estaba en el nido. Como yo empalmaba la universidad después del trabajo, tuve que pedir el apoyo de la familia. Su abuela paterna me ayudó mucho cuidándolo por las tardes. Eso fue lo más difícil, porque no siempre lo encontraba despierto a mi regreso.
Fueron cuatro años duros. Tenía dos trabajos, uno en el área cultural de otra universidad y adicionalmente vendía postres para costear la universidad y el nido de mi pequeño. Eso junto con las tareas y las prácticas diarias me obligaban a mantenerme despierta más de lo normal. Hubo ocasiones en las que solo dormía una hora. Sin embargo, fui el primer puesto de mi promoción.
La universidad también contribuyó en este camino. Antes del último ciclo sufrí un robo que me cambió los planes. No podía matricularme porque había perdido todo el dinero, así que expuse mi caso al decano y me permitieron estudiar ese ciclo y pagar todo al final. Como se trataba de una suma fuerte, tuve que renunciar a mi trabajo en cuanto terminé las clases y con mi liquidación pagué el ciclo y mi graduación.
Recuerdo que a mi graduación invité a mi jefa. Le debía mucho, ya que me permitía usar la máquina de la oficina para estudiar e imprimir mis trabajos. Hasta me dejaba dar una pestañada en las horas libres. También estuvieron mi mamá y mi abuela.
Lo más emocionante fue cuando durante la ceremonia me nombraron como el primer puesto de la promoción. Mi hijo saltó de la silla y desde ahí me he convertido en su inspiración: dice que quiere ser como yo, que quiere estudiar y hacer muchas cosas en la vida”.
Marco Antonio Mendoza Moscoso – Administración de Negocios y Marketing de las Carreras para Gente que Trabaja de la universidad Tecnológica del Perú“Soy el mayor de cinco hermanos. Mi padre es policía (ya retirado) y al terminar la escuela no hubo otra opción que buscar trabajo para apoyar a la familia. Ya llevo 20 años en la empresa JN Aceros. Al inicio fui parte del área de reparto de mercadería. Un año y medio después ya era conserje, luego tomé un curso de contabilidad que duró un año y fui ascendiendo hasta llegar al área de Importaciones, Administración y Ventas.
Pero yo daba para más. Así que junto con mi esposa nos matriculamos en la Universidad Tecnológica del Perú (
UTP). Cuando empezamos, en el 2012, no teníamos hijos, así que pudimos cubrir los gastos de ambos y organizarnos sin problemas.
Todo marchaba bien, pero al cuarto mes mi esposa salió embarazada y aunque la noticia nos hizo muy felices, las cosas se complicaron. Yo salía de casa antes de las 8 a. m., laboraba hasta las 6 p. m. y me iba a clases o hacía trabajos. Muchas veces regresaba a medianoche porque nos quedábamos avanzando con mi grupo. Lo bueno era que ella se conectaba vía web para algunas clases y así no tenía que ir hasta el centro. Además, como dio a luz en época de exámenes, los profesores nos ayudaron.
Sin embargo, a mitad del proceso yo estuve por tirar la toalla debido a la fuerte presión. En el último año de la carrera tuvimos dos inspecciones de Sunat en la empresa y hubo muchos días en los que me quedé hasta tarde, así que no tenía tiempo ni para hacer las tareas. Tampoco podía ir a ver a mis padres, que ya son ancianos, ni darle el tiempo necesario a mi hijo.
Terminé el año pasado, luego de 4 años y ya con dos niños. Una vez que tenga mi bachiller, sacaré el título. Por ahora quiero desarrollarme más y como tengo una profesión, puedo apuntar a mejores empleos, mejores sueldos e incluso a tener mi propia empresa de asesoría en administración, marketing o contabilidad. Yo lo pensaba desde antes, pero solo me faltaba el respaldo de un título”.
Silvia Watanabe – Administración de Empresas para Ejecutivos de la Universidad de Piura“Siempre tuve la inquietud de estudiar en la universidad, porque solo pude seguir estudios técnicos de computación e informática. Hace dos años me comentaron sobre el Programa para Ejecutivos de la Universidad de Piura y me animé a probar.
Como trabajaba hasta los sábados dudé un poco, ya que pensaba que no iba a tener tiempo, pero al final lo hice. Durante los dos años que duró la carrera pedía los tres días previos a mis exámenes finales para estudiar, así que no viajé ni con mis amigos ni con mi familia como solía hacerlo.
La universidad me facilitó bastante el proceso, ya que las clases las dictaban los viernes de 7 p. m. a 11 p. m. y los sábados de 7:30 a. m. a 2:15 p. m. Además, se puede revisar el material de trabajo por Internet.
En las clases hicimos grupos para analizar casos y elaborar las tareas. Aprendí mucho de las experiencias de mis compañeros de clase. Igualmente, los profesores me dieron herramientas clave en manejo de personal y organización, que me sirvieron bastante en mi trabajo. Actualmente estoy tramitando mi bachiller y posteriormente haré mi tesis”.
Juan Weston – Programa de Especialización en Dirección de Proyectos y Habilidades Directivas de la Universidad del Pacífico“La capacitación en los ejecutivos nunca termina. Uno siempre debe actualizarse para desarrollar su carrera. Soy ingeniero naval, me retiré de la Marina en el año 91 y desde ahí trabajo para la Backus. Soy desde hace varios años gerente de Ingeniería de Planta Maltería Lima –
UCP.
Ingresé al programa de Especialización en Dirección de Proyectos y Habilidades Directivas de la Universidad del Pacífico a los 56 años, así que yo era el más viejo del grupo de la clase. ¡Había estudiantes de la edad de mis hijos! Pero no tuve problemas para adaptarme. Hicimos un bonito equipo y aprendí bastante, sobre todo por la capacidad que tienen los jóvenes para el manejo de las tecnologías y la forma distinta de ver las cosas.
En el desarrollo de los casos yo actuaba en relación a mi experiencia laboral, pero los chicos encontraban otras formas de solucionar problemas y me brindaban nuevos enfoques y perspectivas.
Lo más difícil durante el programa fue encontrar los espacios para no desatender mis otras responsabilidades. La ventaja es que me enseñaron herramientas y desarrollé capacidades con respecto a la gestión de proyectos que contribuyeron en mis labores diarias en la empresa. El programa me ha motivado tanto que este año tengo como meta obtener la certificación en Gestión de Proyectos que otorga el Project Management Institute. Sé que me tengo que preparar, pero la base ya me la dio la universidad”.