A partir del 2012 se obtuvieron los primeros datos sobre la eficacia de la inmunoterapia.
Nuestro sistema inmunológico está diseñado para detectar y destruir células anormales que podrían prevenir la formación de algún tipo de cáncer. Sin embargo, existen ciertas proteinnas que podrían disminuir la potencia de estos.
Ante esto la inmunoterapia puede funcionar deteniendo o retrasando el crecimiento de las células cancerosas, impidiendo que el cáncer se expanda por otras partes del cuerpo y ayudando al sistema inmunitario a que funcione major a la hora de destruir células cancerosas.
Entre los diversos tipos de inmunoterapia encontramos los anticuerpos mococlonales, la terapia con virus oncolíticos o la terapia con células T.