Navegar por la primera página web de la historia es una experiencia que puede resultar decepcionante.
No tenía colores, ni fotos, ni videos. Tampoco había gráficos ni animaciones. Solo textos, hipertextos y un conjunto algo confuso de menús. Muchos dirían que es una lata.
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Pero gracias a esa primera WWW hoy podemos preguntarle a Google cualquier duda que tengamos, usar Facebook y acceder a millones de páginas web.
La World Wide Web (la Web) nació en el CERN, el Centro Europeo de Física Nuclear, en Ginebra (Suiza), de la mano del ingeniero y físico británico Tim Berners-Lee como un sistema de intercambio de datos entre los 10.000 científicos que trabajaban en la institución.
Hoy es una red inabarcable e intangible de documentos, imágenes y protocolos que componen la telaraña de información que crece a pasos de gigante.
Este martes 12 de marzo se cumplen 30 años de su creación. Fue el día en que Berners-Lee describió el protocolo de transferencias de hipertextos que daría lugar a esa primera web: “Gestión de información; una propuesta”.
Más de un año después, el 20 de diciembre de 1990, sería publicada en el CERN por primera vez, y fuera de sus paredes en agosto de 1991.
Pero pongamos las cosas en contexto.
En esa época todavía no existían ni Windows ni Google Chrome, y las escasas computadoras personales que había en el mercado funcionaban de una manera compleja y poco visual.
Internet tan solo servía para usar el correo electrónico y transferir archivos. Y las conexiones eran analógicas, lo cual significaba que había que armarse de paciencia para descargar la información.
Para quienes estén acostumbrados a navegar por la web a velocidades 3G y 4G o les resulte insufrible que internet “se cuelgue” en mitad de una película, volver a la época en la que nació la primera web puede ser un verdadero ejercicio de tolerancia a la frustración.
Y es que la rápida evolución de la tecnología que hace posible internet hace que nos olvidemos fácilmente de cómo eran las primeras versiones de la web y sus tristes cajas grises de texto.
La Web ha cambiado mucho desde entonces: HTML ha crecido, HTTP ha evolucionado y los navegadores se han modernizado.
Tal vez una de las primeras cosas que llaman la atención la primera vez que accedes a ella es que no había barra de direcciones. Tampoco había imágenes ni sonidos.
El jefe de Berners-Lee en aquella época, Mark Sendall, describió el proyecto como una propuesta “vaga pero emocionante”.
Más adelante, en 1994, Berners-Lee crearía el World Wide Web Consortium (W3C), para mantener unos estándares comunes en el funcionamiento de la red.
Y en 1998 reflexionaría sobre el proceso que le ayudó a crearlo con estas palabras: “Si crees que navegar por hipertextos es genial, es porque nunca trataste de escribirlos”.
“La primera web imaginó una arquitectura simple de cliente-servidor, unos enlaces y un marco temporal de seis meses”, explica el CERN en su sitio web.
Si quieres ponerte a prueba y ver esa web rudimentaria, puedes hacerlo gracias a un proyecto que ha sido elaborado un grupo de desarrolladores y diseñadores web del CERN.
Para conmemorar las tres décadas de vida de la WWW, los científicos han creado una versión de ese protocolo original a la que se puede acceder a través de cualquier navegador moderno.
“Haz clic para adentrarte en ella (y recuerda que debes hacer clic en los enlaces dos veces)”, recomiendan.
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