Fíjese bien en el pictograma chino para el concepto de “hogar”. Efectivamente, tiene un tejado. ¿Pero qué hay debajo? Aunque por estos días pueda lucir muy estilizado, se trata de un cerdo.
Hace unos 3.000 años, cuando se originó este caracter que suena “llia”, toda casa con un mínimo de comodidad en China tenía dentro un chancho. Con el tiempo servía de comida, pero en el curso de su vida era parte de la estrategia de calefacción del hogar.
Por esa misma razón en las casas rurales de Europa convivía la gente con el ganado hasta finales del siglo XIX. Las vacas espantaban el frío del invierno.
Y ahora, el francés Paul Benoit, quiere hacer lo propio pero en el contexto del siglo XXI, es decir, utilizando computadoras.
“Radiadores digitales”
Hace una década Benoit trabajaba como ingeniero en el departamento de informática de un banco francés y vió como se iban acumulando a un ritmo acelerado cada vez más servidores.
Ese despliegue de computadoras generaba cada vez más calor, mientras el banco gastaba esfuerzos y energía en enfriar el ambiente.
Este círculo energético le dio qué pensar y con el tiempo Benoit desarrolló una idea simple pero muy innovadora que transformó en una aventura empresarial, Qarnot Computing.
Su planteamiento es ofrecerle a las corporaciones capacidad informática con computadoras que generan calor y después encontrar maneras de canalizar ese calor para usarlo como calefacción.
El calor, tradicionalmente un problema
Para los ingenieros informáticos convencionales el calor es una consecuencia no deseada con la que hay que lidiar, derivada de la manera en que funcionan las computadoras.
Pero el enfoque de Benoit convierte este problema tradicional en un producto deseable para el que se pueden buscar usos.
Así nació lo que Benoit llama el “radiador digital”, que utiliza un procesador para convertir la computadora en una fuente de calor.
A nivel empresarial, Qarnot utiliza los servidores de los centros de datos para satisfacer las necesidades de calefacción de los grandes clientes.
Pero este sistema puede funcionar también en casas. Con esa idea Qarnot diseñó, por ejemplo, un servidor que se instala en la pared y hace las veces de radiador.
Según Benoit, con cuatro computadoras se puede generar lo suficiente para calentar una habitación más o menos estándar.
Consumo energético creciente
El crecimiento de nuestra dependencia de internet, -desde las búsquedas en Google y el almacenamiento en “la nube” hasta el mantenimiento de gigantescas cantidades de datos por parte de empresas y gobiernos-, no hace más que incrementar la demanda de lugares físicos que alberguen miles de computadoras.
Cada vez hacen falta más centros de datos o “granjas” de servidores, que consumen enormes cantidades de energía eléctrica y generan mucho calor.
Los enormes edificios que albergan algunas de esas granjas para compañías como Google o Amazon se ubicaron en el estado de Oregón, en EE.UU., donde la electricidad es más barata.
En muchos lugares ese costo energético necesario para que funcionen los servidores se ve agravado por la necesidad de tener que enfriar las computadoras que se recalientan por la actividad.
Precisamente para compensar ese gasto extra, muchos centros de datos gigantescos, que tienen cientos de miles de computadoras, se instalan en lugares de clima frío, como Finlandia o Suecia, donde el proceso de enfriamiento se puede hacer de una manera más natural.
¿Pero y si en lugar de enfríar las computadoras se utilizara el calor que desprenden?
Las “granjas” de servidores ya usan el 2% de la energía global, según una investigación que el grupo ecologista Greenpeace condujo hace varios años.
Pero según Benoit ese consumo en cinco años se habrá duplicado, llegando al 4%, y al 8% en una década.
Este ingeniero emprendedor cree que a medida que las empresas vayan descubriendo que necesitan centros de datos, irán descubriendo también la necesidad ecológica y práctica de utilizar sus propias computadoras para generar calefacción.