El uso del término inglés “fake news” (noticias falsas) se ha multiplicado en estos últimos meses en los medios de comunicación, una expresión que designa una información deliberadamente falsa que suele circular por internet.
Detrás de estas palabras se esconde una vieja práctica que usaban algunos panfletos y publicaciones del siglo XVIII y XIX que difundían informaciones no siempre verificadas. Hoy en día, internet lo ha puesto de nuevo en boca de todos.
¿Desencadenar la Revolución?
“Las mentiras descaradas forman parte del discurso político desde la antigüedad griega y romana”, estima el historiador estadounidense Robert Zaretsky, de la Universidad de Houston.
Su colega de Havard, Robert Darnton, halla en Procopio de Cesarea los primeros usos de las “fake news”: este historiador bizantino del siglo VI trufó de informaciones dudosas su “Historia secreta” del emperador Justiniano, seguramente con el fin de dañar su reputación.
“Más recientemente (...) se pueden considerar los 'libelos' del Antiguo Régimen (en Francia) como una forma antigua de 'fake news'”, señala Zaretsky a AFP. Estos textos satíricos estaban escritos por autores que criticaban al Antiguo Régimen y querían desestabilizarlo.
Algunos historiadores, como Darnton, consideran que estos escritos contribuyeron a desencadenar la Revolución Francesa.
Sucesos imaginarios
Destinados a un amplio público, los “canards” eran revistas vendidas por voceros de forma ambulante en las calles de París, y describían sucesos imaginarios como, hacia 1780, la captura de un monstruo quimérico en Chile.
Según Darnton, estos “canards” constituyen una “versión” antigua de las “fake news”. En el siglo XIX, en Estados Unidos aparecen los “hoax”, bulos para vender más diarios.
En 1835, el periódico de Nueva York The Sun arrasa con una serie de artículos sobre el descubrimiento de extrañas formas de vida en la Luna, atribuido al astrónomo John Herschel, famoso en aquella época. Gracias a este “Great moon hoax”, el diario consiguió aumentar sus ventas.
“Es probablemente en Estados Unidos, a finales del siglo XIX, que surgió el término actual de 'fake news'”, estima el periodista estadounidense Robert Love en la Columbia Journalism Review.
'Fake news' por doquier
Pero es en otoño de 2016, durante las elecciones en Estados Unidos, cuando el uso de la expresión prolifera, si se tiene en cuenta el número de búsquedas en Google de la palabra clave “fake news”.
Para el especialista Pascal Froissart, de la Universidad París 8, una “fake news” no es simplemente una mala información sino “una falsa noticia difundida con conocimiento de causa en el campo mediático”.
“Propaganda, publicidad electoral o bulo”, estas falsas noticias tienen varios objetivos, explica.
Uno de ellos puede ser meramente humorístico, como por ejemplo el “proyecto” de la líder ultraderechista francesa Marine Le Pen de “rodear Francia con un muro pagado por Argelia”, inventado por el sitio satírico Le Gorafi, que un diario argelino retomó por error.
Una “fake news” puede crearse también como reclamo para conseguir más clics y aumentar así los ingresos publicitarios de una página web.
Asimismo, puede servir para transmitir ideologías. En Estados Unidos, la historia del “Pizzagate”, que mezclaba una supuesta red de pedofilia, con una pizzería en Washington y los círculos demócratas, fue difundida por el sitio Infowars, conocido por divulgar teorías conspirativas e ideas de extrema derecha.
'¡FAKE NEWS!'
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emplea el término, escrito en mayúsculas, en muchos de sus tuits, unas 40 veces en 20 semanas, según un recuento de Pascal Froissart.
En los mensajes de Trump, “fake news” significa una información que él contesta de forma contundente. Este uso intensivo es “una estrategia acertada”, según Froissart, porque “los mensajes de Trump con la palabra 'fake' son mucho más difundidos que los otros”.
Pero, ¿cuál es la verdadera influencia de las “fake news”? Un estudio considera marginal su influencia en la elección de Trump. El conjunto de las “fake news” habrían supuesto varias centésimas de punto porcentual, “mucho menos” que el margen que dio la victoria al magnate, según un estudio de Hunt Allcott (Universidad de Nueva York) y Matthew Gentzkow (Stanford).
(Fuente: AFP)
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