Como Israel está ubicado en una de las zonas del mundo propensas a sufrir terremotos, las autoridades deben tomar medidas para proteger los tesoros antiguos más importantes de Tierra Santa con el fin de impedir que se desmoronen.
Después que una serie de cinco sismos moderados sacudió al país en octubre, los expertos instalaron un sistema de monitoreo sísmico en la Torre de David, uno de los sitios históricos más importantes —y más visibles— de Jerusalén.
El proyecto es el primer intento de Israel de usar este tipo de tecnología para determinar debilidades estructurales en los incontables edificios antiguos esparcidos por Tierra Santa.
Sin embargo, los esfuerzos se han visto alentados por la reticencia de las autoridades a declarar públicamente que ciertos sitios son vulnerables, así como la explosiva situación geopolítica que rodea los sitios históricos judíos, cristianos y musulmanes en el corazón del conflicto en Oriente Medio.
“Tenemos que recordar que esto es Tierra Santa”, dijo Avi Shapira, director de una comisión nacional que busca fomentar las precauciones en caso de un terremoto. “Tenemos algo de responsabilidad no sólo de conservar los monumentos históricos de nuestro patrimonio personal... sino también para el resto del mundo”.
La mayor parte de los sitios históricos de Israel “no han sido verificados”, dijo Shapira. “Los tenemos en el mapa, pero aún no los ha visitado un ingeniero”.
Israel está ubicado en el punto de fricción de las placas tectónicas africana y árabe, y es propenso a sufrir pequeños sismos. Los movimientos telúricos de octubre no provocaron daños graves, pero sí generaron nerviosismo. A lo largo de la historia, aproximadamente una vez en cada siglo un poderoso terremoto ha sacudido la región y con frecuencia ha dañado sitios antiguos. El último ocurrió en 1927.