Pese a los modernos equipos informáticos con los que cuenta, desapareció de los radares, impidiendo determinar su localización. El último dato de su trayectoria se recibió a dos horas de haber despegado del aeropuerto de Kuala Lumpur.
Los pilotos del Boeing 777-200 de Malaysia Airlines tampoco enviaron una alerta a los controladores de tierra, pese a contar con el Aircraft Communications Addressing and Reporting System (Acars), una herramienta que se sirve de la radio y el satélite para el envío automático o manual de una serie de mensajes.
A inicios del 2009, un vuelo de Air France se perdió en el Atlántico. Parte de los cuerpos y la recuperación del fuselaje tardaron varios meses, y la caja negra se halló recién dos años después. Estos hallazgos fueron espaciados, pero las investigaciones por lo menos tenían un punto de partida: en tierra sí se recibieron varios mensajes en el Acars momentos previos a la colisión.
Mientras 34 aviones, 40 buques y decenas de buzos de 10 países buscan algún rastro de la aeronave de Malaysia Airlines, se especula que algo súbito pudo suceder para explicar el corte de todos los sistemas de comunicación.
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Solo el hallazgo de la caja negra revelará qué pasó con el artefacto. Ella almacena cerca de 1.000 parámetros del avión, desde altitud, rumbo, velocidad vertical, así como la grabación de las voces y ruidos ambientales de la cabina dos horas antes de la colisión.
Las cajas negras modernas tienen una alarma que se activa cuando entra en contacto con el agua, y tiene una duración de un mes.
LAS CIFRAS 11.000 metros era la altitud de la aeronave durante el último registro de su trayectoria. Solo el 8% de los accidentes fatales suceden en esta fase. 79 metros es la profundidad del Golfo de Tailandia, una de las zonas de búsqueda. Las cajas negras del avión de Air France se encontraron a 4.000 metros de profundidad. 1 en 4, 7 millones es la probabilidad de morir en un accidente aéreo.