Una sensación desagradable experimentan las personas que viajan en una cabina de avión cerca a una persona con una visible gripe y que no para de estornudar o toser. El temor a contagiarse de algún virus no es infundado. Si bien es conocida la capacidad de los gérmenes de viajar distancias y velocidades sorprendentes, una simulación realizada por computadora explica con mayor precisión este alcance.
Utilizando un modelo matemático, los expertos de la firma ANSYS reprodujeron en un programa todas las condiciones ambientales al interior de una cabina de avión. Consideraron la circulación del aire acondicionado como un referente para evaluar cómo se esparcen los agentes virulentos de una persona con gripe ante cada estornudo.
Bajo la suposición que una persona que estornuda está en el centro de la nave, puede propagar los gérmenes a toda la cabina del avión, pero son los pasajeros que están a su lado y los que están sentados detrás de él quienes se llevan la peor parte. Por efecto del aire acondicionado, las partículas viajan hacia atrás. Un estornudo puede propagarse 15 metros de distancia. El hecho que las partículas de estornudo sean invisibles no quiere decir que no existan y eso se puede comprobar en el video que presentó ANSYS como resultado del análisis matemático.
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