Fue una de las promesas de campaña de Emmanuel Macron y, ahora convertida en ley, se empezará a aplicar desde setiembre próximo en toda Francia: queda prohibido el uso de smartphones en colegios con estudiantes menores de 15 años.
El objetivo de esta norma –que se anunció el año pasado pero que acaba de ser aprobada por los legisladores franceses– es que los más jóvenes se desintoxiquen, pues desean una generación sin adicción al uso de las pantallas. La ley recientemente aprobada es la actualización de una norma ya existente desde el 2010, que prohibía el uso de los smartphones en las aulas. Ahora, tampoco se podrán usar en la hora de recreo, descansos ni en otros ambientes de los centros de estudio.
—PROBLEMA DE MADUREZ—Según la Asociación GSM –que organiza el Congreso Mundial de Móviles de Barcelona–, hasta el 2017 había 5.000 millones de usuarios de smartphones en el mundo, y 7.800 millones de chips (SIM). Muchos de estos dispositivos están a disposición de los más jóvenes, incluso desde corta edad, y los han incorporado como parte de su entorno. Entonces, ¿por qué no adecuarlos a las rutinas educativas?
“Es complicado, porque los smartphones son motivo de distracción muy grande si tienes 8, 15 o 50 años. Cuando uno tiene un celular en la mano, está pendiente siempre, a la espera de algo, de una respuesta, de una reacción”, señala a El Comercio Rossana Echeandía, directora de la carrera de Comunicación y Periodismo de la Universidad de Ciencias Aplicadas (UPC).
A su entender, ni siquiera es recomendable utilizarlo como un reemplazo del cuaderno de apuntes. “Cuando se escribe a mano se ejercita todo el cerebro, cosa que no sucede cuando se usa un teclado, se graba una clase o se toma la foto de un Power Point”, recalca.
El docente universitario y especialista en tecnología Juan Pablo Robles también está de acuerdo con una norma como la francesa, porque considera que los menores de 15 años pueden distorsionar su noción de la realidad, debido al exceso de uso de smartphones. “Muchos niños no saben lo que es interactuar con otra persona, en vivo y en directo, no saben cómo comunicarse. Les falta madurez. Se puede hablar incluso de la desnaturalización del ser humano”, indica.
Para Robles, es un problema que tiene su origen en casa, pues los padres de estos ‘centennials’ o integrantes de la generación Z (nacidos en 1997) los exponen a dispositivos y contenidos que no son propios de su edad, por lo que terminan sin darles un uso adecuado.
“Es como cuando a un niño de 10 años le compran un videojuego con calificación para mayores de 17. Pasa lo mismo con el acceso a redes sociales. ¿Por qué un chico de 10 años o menos tiene una cuenta en Facebook, por ejemplo? Los padres optan por las nuevas tecnologías para lidiar con sus hijos. En lugar de salir a pasear, prefieren darles un celular para que jueguen o vean videos”, sentencia.
—DECISIÓN PERSONAL—Si bien en el país no existe una norma al respecto, cada institución educativa de primaria, secundaria y educación superior decide cómo actuar dependiendo del caso.
“Esta situación obliga a que los profesores tengan los argumentos suficientes para las nuevas exigencias de sus alumnos, que obviamente están en otro ritmo. Si no atrapas la atención del estudiante, se va a distraer. Si no tiene el smartphone, empezará a pensar en otra cosa y no prestará atención. El profesor debe generar, más que antes, una gran atención en los chicos. Y esto aplica tanto para el colegio, como para la educación superior”, opina Carlos Bejarano, sociólogo, periodista y docente de la Universidad de Lima y el Instituto San Ignacio de Loyola.
Los tres docentes coinciden en que en el nivel superior, cuando los alumnos son mayores de edad, la cosa cambia, pues depende mucho de las necesidades de cada curso y de las dinámicas planteadas por los docentes.
En carreras como Comunicaciones o Periodismo, se necesita aprender a usar smartphones como herramientas para generar contenidos, mientras que en otras se usa como acceso directo a mucha información. Pero, por ahora, en el colegio no va.
Más datosEn el Perú, los colegios tienen diversas políticas sobre los smartphones. Van desde permitir su uso como herramientas en ciertas clases, hasta autorizarlos solo fuera del horario escolar.
La iniciativa Transmedia Literacy de la Universidad Pompeu Fabra (España) se usó en escuelas de ocho países. Dejó como resultado un portal con 80 actividades para el aula, que los alumnos deben resolver con sus smartphones.