El cielo descarga agua, los aficionados buscan zonas techadas, las pistas están vacías y los tenistas se agolpan en la sala de jugadores. La imagen es una estampa normal del Abierto de Estados Unidos.
El único tenis que se juega durante horas en las jornadas de lluvia es el virtual, en los Ipad. Raro era aquel que el miércoles no tenía una tablet en una abarrotada sala de jugadores, acompañados por familiares, amigos y periodistas.
Los había incluso sentados en el suelo, pues no había suficientes sillones. Algunos niños disputaban una partida de tenis sentados y deslizando dos dedos sobre la brillante pantalla de su Ipad, otros preferían matar el tiempo con el fútbol de mesa (futbolín) y había quien charlaba o escuchaba música mientras repetían partidos por las numerosas televisiones.
Las caras de todos revelaban lo mismo: hartazgo de la lluvia, eterna condena de las jornadas del US Open. “Fue un día muy muy largo, para mí y para el resto. Estuvimos tres o cuatro veces preparándonos en el vestuario. A veces es frustrante”, dijo el argentino Juan Martín del Potro, que vio cómo su partido de primera ronda se interrumpía el miércoles varias veces, según dictaminaba el cielo neoyorquino.
Y es que la lluvia es fiel al último Grand Slam de la temporada. Nunca falta a su cita.
JORNADA INTERRUMPIDA La jornada del miércoles se suspendió a las 13:00 horas locales, cuando apenas se habían completado unos pocos partidos. Horas después, cuando el juego apenas se había podido reanudar durante 30 minutos, la organización se vio obligada a cancelar numerosos duelos.
“Está lloviendo fuerte en Manhattan, pero el juego sigue en Flushing Meadows, espero que aguante”, escribió en su Twitter esperanzado el británico Andy Murray. Las nubes aguaron sus planes y su partido comenzó con varias horas de retraso.
“Lo peor de la tormenta ya ha pasado. Gracias por su paciencia”, se leía en el marcador que da la bienvenida al estadio central. Y se esperan carteles similares durante el resto de la semana.
Las previsiones para la semana pronostican más lluvia. Las cinco últimas finales del US Open se terminaron por disputar el lunes por motivos meteorológicos. Y la Federación de Tenis de Estados Unidos (USTA) ya decidió que a partir de este año se dispute siempre el primer día de la semana, una jornada también muy rentable para el mercado local.
TECHO HASTA 2016 La cancha Arthur Ashe, el estadio de tenis más grande del mundo, aún no tiene un techo que permita jugar en los días pasados por agua en Nueva York en agosto, que no son pocos. Hay planes para un tejado retráctil, pero por ahora son sólo eso, planes. Y las cuentas más optimistas hablan de 2016 como primer año con un estadio preparado para la lluvia.
Para entonces, el techo retráctil se cerrará en siete minutos y las secadoras motorizadas tan demandadas se utilizarán para el resto de canchas del Billie Jean King National Tennis Center.
El proyecto, de más de 500 millones de dólares, también tiene previsto la remodelación de la cancha Louis Armstrong, la segunda más grande, y la creación de una nueva Grandstand.
“Cuando todas las piezas estén en su sitio, el National Tennis Center estará entre las instalaciones más acogedoras y tecnológicamente avanzadas en el mundo del deporte”, dijo el presidente de la USTA, Dave Haggerty. Por ahora es el Grand Slam más atrasado, aunque la tecnología pueda salvar a algunos con aplicaciones de tenis virtual.