Kwasi Kpodo Acra (Reuters). Las autoridades del oeste de África y organizaciones sanitarias internacionales adoptaron una nueva estrategia para combatir la mortífera epidemia mundial de ébola, que ha dejado cientos de fallecidos en Guinea, Sierra Leona y Liberia.
En una reunión de dos días en la capital de Ghana, Acra, las autoridades se comprometieron a una vigilancia más estrecha para detectar los casos de virus, mejorar la colaboración transfronteriza, reforzar el compromiso con las comunidades locales y estrechar la cooperación con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros socios.
Los ministros recomendaron también el establecimiento de un centro de control subrregional en Guinea para coordinar el apoyo técnico. Las decisiones implican a gobiernos, Naciones Unidas, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, organizaciones de ayudas y el sector privado.
Al menos 467 personas murieron a causa del virus desde febrero, según la OMS.
“Exige que los gobiernos movilicen áreas relevantes, que los líderes políticos, religiosos y comunitarios mejoren la percepción, el apoyo psicosocial y la comprensión de la situación del ébola”, dijo Francis Kasolo, director de prevención y control de enfermedades de la OMS para África, en rueda de prensa.
El comunicado final de la reunión no hizo referencia a un incremento de la ayuda económica y hubo pocos detalles sobre cómo se aplicarían las medidas. Incluso así, los ministros dijeron que la reunión había dado lugar a un foro valioso para compartir ideas.
Los ministros de Salud dijeron que era esencial que los organismos regionales, como la Unión Africana y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, encabezaran los esfuerzos.
No hay planes de cerrar las fronteras para intentar frenar la propagación de la enfermedad, pero deberían incrementarse los esfuerzos para educar a la población sobre los riesgos, dijo la viceministra de Salud de Liberia, Bernice Dahn.
DATOS DE INTERÉS El ébola causa fiebre, vómitos, hemorragias y diarrea y mata a hasta un 90% de los infectados. Es muy contagioso, y se transmite a través de la sangre y otros fluidos. El actual brote es difícil de controlar porque implica coordinar a tres gobiernos, lo que hace los protocolos sanitarios más problemáticos. Las zonas fronterizas están densamente pobladas y tienen un elevado nivel de movilidad social pero pobres servicios sanitarios.