Un cañón en Taiwán, recortado entre rocas levantadas por un terremoto en 1999, está desapareciendo a una velocidad sin precedentes. Los geólogos dicen que el río Daan, que crece regularmente con mucha violencia, borrará el desfiladero del mapa en 50 años.
Esta región es sacudida por grandes terremotos cada 300-400 años, pero el caso del cañón explica por qué hay tan poca evidencia de antiguos temblores, algo que dificulta mapear y hacer predicciones sobre las fallas tectónicas.
Además, la inaudita rapidez de este fenómeno ofrece a los investigadores la oportunidad de ser testigos de la erosión del desfiladero como si fuera una película acelerada.
Borrando las pruebas
“Lo impresionante de este lugar es que está ocurriendo tan rápido que podemos verlo”, afirma Kristen Cook, geóloga del Centro Alemán de Investigación de Geociencias en Postdam (GFZ, por sus siglas en alemán). “Podemos ver procesos que no se pueden reconstruir”.
Cuando ocurrió el terremoto de Jiji en 1999, una plataforma de roca de diez metros de alto fue empujada hacia arriba y creó una barrera natural de 1 kilómetro de largo a través del valle de río Daan en el oeste de la isla de Taiwán. “La cantidad elevada era enorme”, le dijo Cook a la BBC. “Imagina que un lado de tu casa se eleva diez metros, es un gran cambio”.
Y, sin embargo, no hay en el valle ninguna evidencia de levantamientos geológicos anteriores de este tipo. “Si observáramos en la topografía para ver cuándo puede suceder algo como esto, no veríamos nada”, indicó la experta.
Pero ahora que ella y sus colegas han registrado la ferocidad con la que el río ataca las rocas, Cook no se sorprende. “El río puede eliminar muy eficazmente toda la evidencia”.
El Daan comenzó en el 2004 a desbordar el dique natural formado por el terremoto, y el material arrastrado por el lecho fluvial abrió un nuevo cañón que para 2008 tenía 1.200 metros de largo y 20 de profundidad.
La formación recibe en chino el nombre de Gran Cañón del río Daan, y según Cook, tiene similitudes con su tocayo del río Colorado, en Arizona, EE.UU. “Esa es una de las cosas interesantes, estimamos que el proceso es el mismo, pero acelerado”.
Nuevo mecanismo de erosión
Cook visitó el valle unas 51 veces mientras estaba trabajando en la Universidad Nacional en Taiwán entre 2009 y 2013, y anotó mediciones detalladas cada uno o dos meses. Además, hizo un registro de fotografía secuencial o time-lapse.
Dos veces por año, midió también la forma de todo el cañón con un escáner de láser. “Eso toma alrededor de un día. Tienes que montar el escáner en un montón de sitios diferentes”, contó Cook. “Acabas con algo así como 100 millones de puntos de datos”.
Todas estas observaciones revelan una erosión con una velocidad muy pocas veces vista por los geólogos: el río se está comiendo el cañón a un ritmo de 17 metros por año.
La vertiginosa rapidez es fruto de la relativa blandura de las rocas y de las crecidas frecuentes que provocan los tifones.
Pero además, Cook y su equipo han identificado un mecanismo de erosión completamente nuevo, que ellos llaman “barrido corriente abajo”, tal como publican en la revista especializada “Nature Geoscience”.
Y esto ocurre porque el ancho del terreno inundable del río súbitamente se estrecha para pasar por el cañón y produce curvas marcadas en la corriente que pulverizan las rocas en el extremo río arriba del desfiladero, es decir, por donde entra el agua.