La mascarilla, el símbolo de la pandemia, comienza a ser dejado de lado en cada vez más países. El último en sumarse a dicho grupo que elimina las mascarillas en lugares abiertos es Colombia, donde los ciudadanos ya no están obligados a portarlas, y se espera que Perú se sume en breve a este grupo.
Los tapabocas, que disminuyen el riesgo de transmisión del virus que causa el COVID-19, han sido esenciales en la pandemia, ya que -al igual que otras medidas como el distanciamiento social, la ventilación e higiene- han permitido hacerle frente a la pandemia en momentos en que el mundo tenía pocas herramientas. Pero la situación ha cambiado con la vacunación.
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Hoy millones de personas tienen inmunidad, ya sea natural (por infección) o por las vacunas. Colombia, por ejemplo, ha superado el 70% de vacunación en diversas regiones, mientras que el Perú, que amplió el público objetivo a mayores de 5 años, alcanza el 73,4% de inmunizados, sin contar aquellos que superaron la enfermedad.
Es así que, diversos países, principalmente en Europa, han levantado diversas restricciones, entre las más importantes el uso de las mascarillas en espacios públicos. España, Alemania, Italia, Francia son algunos de ellos. En la región, Argentina lo hizo primero, pero tuvo que reimplantar la medida debido a la gran cantidad de casos por Ómicron a fines del año pasado.
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El Gobierno, en tanto, se ha referido principalmente a la ampliación de los aforos al 100%. En una entrevista con El Comercio, el director de la Dirección General de Intervenciones Estratégicas en Salud Pública (DGIESP) del Ministerio de Salud (Minsa), Alexis Holguín, afirmó que “las mascarillas tienen un papel importante en la prevención del covid” y “como Misterio de Salud continuamos todavía recomendado el uso de mascarillas, espacios ventilados y la vacunación”.
Para el médico infectólogo Juan Carlos Celis, presidente de la Sociedad Peruana de Enfermedades Infecciosas y Tropicales (SPEIT), para decidir relajar o modificar medidas de salud pública como el uso de mascarillas o ampliar los aforos, se deben analizar, principalmente, cuatro indicadores :
- La cobertura de vacunación (preferiblemente) mayor a 80%.
- El porcentaje de ocupación de camas: la cantidad de camas de hospitalización disponibles.
- Positividad de pruebas: el porcentaje de pruebas positivas a COVID-19 del total que se realizan en determinado lugar.
- Ocupación de camas UCI: la cantidad de camas de cuidados intensivos en uso.
Estos indicadores permiten conocer cuál es la situación epidemiológica de cada región.
Estos, explica Celis, deben evaluarse tanto a nivel nacional como local, principalmente, ya que las situaciones epidemiológicas de regiones como Loreto son distintas a las del sur o Lima. “Las medidas deben tomarse analizando estos indicadores y para cada región, no debe ser una medida general para todo el país”, pues las regiones tienen distintas realidades.
“Al parecer no se están diferenciando regiones y provincias, ni considerando los indicadores para tomar una decisión, que al parecer va a ser general. Suena bastante improvisado y carente de evidencia. Queremos medidas de salud pública basadas en datos”, dice el médico.
El objetivo de las medidas
Percy Mayta-Tristán, médico investigador de la Universidad Científica del Sur, recuerda que el objetivo primordial de las restricciones es “disminuir el número de personas contagiadas por COVID-19 y, con ello, reducir el volumen de casos graves que pueda manejar nuestro sistema de salud para evitar una alta mortalidad”.
Ahora, en la tercera ola, según datos del Instituto Nacional de Salud, son los no vacunados quienes desarrollan cuadros graves de covid y fallecen, mientras que los pocos casos registrados en inmunizados pueden ser atendidos por el sistema de salud que hoy, a diferencia de las primeras olas, no se saturó. Y ello, afirman los expertos consultados por este Diario, se explica solo por la vacunación.
En ese sentido, Mayta-Tristán considera que “la primera medida [que debe modificarse] es que las mascarillas en espacios abiertos deben ser opcionales. Todavía debe ser obligatorio su uso en lugares cerrados, particularmente el transporte público. En ámbitos laborales cerrados que no tengan atención a público, puede evaluarse el uso opcional según la categorización de la provincia [riesgo alto, medio o bajo] y si todos los trabajadores cuentan con sus tres dosis”.
En el caso de Colombia, el ministro de Salud, Fernando Ruiz Gómez, afirmó que la decisión se tomó debido a progresión de la pandemia, pues se registró una caída vertical de casos de covid. El uso de mascarillas seguirá siendo obligatorio en espacio cerrados o donde hayan aglomeraciones. El distanciamiento social y los aforos no han sido modificados. El carné de vacunación seguirá siendo requerido.
En declaraciones al diario El Tiempo, la presidenta de la Asociación Colombiana de Salud Pública, Dionne Cruz, afirmó que el relajamiento de las medidas de restricción deben evaluarse constantemente tomando en cuanta la positividad de las pruebas, las hospitalizaciones y ocupación de camas de UCI.
Consultado por El Comercio, el director de Emergencias en Salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Ciro Ugarte, pidió cautela al momento de evaluar la modificación o eliminación de las medidas de salud pública contra el covid y que la pandemia aún no ha terminado pues el virus sigue circulando
“Si algo hemos aprendido en la pandemia es que cuando tenemos niveles bajos de transmisión y relajamos las medidas, y hay transmisión activa aún en bajo niveles, es muy probable que aumenten los casos dramáticamente si esas medidas se relajan, pues se aumenta el riesgo de la transmisión. La decisión de introducir, adaptar o levantar las medidas debe basarse en la evaluación situacional de la transmisión y en la capacidad del sistema de salud para responder”, afirma el funcionario.
Pero recalca que “estas medidas tienen que ajustarse continuamente conforme esos factores van cambiando, y tienen que hacerse de manera nacional y subnacional […] Si hay una población altamente vacunada y el sistema de salud está con alta capacidad de respuesta, las medidas podrían reducirse progresivamente para restablecer las actividades económicas”.
Una situación distinta
Diversos países consideran que el fin de la pandemia puede estar cerca, incluso la OMS espera que ello suceda en Europa en los próximos meses. En tanto, otros aún intentan vacunar a los más vulnerables, principalmente en África.
En nuestro país, las restricciones fueron fundamentales y el avance de la vacunación permitió que la ola por Delta no se diera y la de Ómicron, aunque generara gran cantidad de casos, tiene una mortalidad cuatro veces menor en comparación con el pico de la segunda ola, de acuerdo a datos de REUNIS.
“En la primera y segunda ola, a pesar de las medidas restrictivas implementadas se tuvo una altísima mortalidad porque el sistema de salud no pudo responder ante tan alta carga de casos, es decir, sin restricciones pudo ser peor aún”, afirma el investigador Mayta Tristan.
En suma, los expertos coinciden en que cualquier decisión respecto a las medidas de prevención debe ser gradual y basada en un análisis de la situación específica de cada región.
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