La tartamudez no es un problema hasta que impide la comunicación, aseguró a El Comercio la especialista peruana Irene García-Benavides, terapeuta de lenguaje del Epic Health Services en San Antonio, Texas, Estados Unidos.
Señaló que si un niño se frustra con rapidez, puede aumentar su predisposición a tartamudear. “Este problema empieza entre los dos años y medio y cuatro años de edad, y es más común en hombres”, añadió la licenciada en lingüística por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y también magíster en Educación por el Centro Peruano de Audición, Lenguaje y Aprendizaje (CPAL) y miembro de la American Speech Language and Hearing Association (ASHA).
¿Es un trastorno curable?
La tartamudez afecta la fluidez del habla ya que esta se interrumpe. Todos tartamudeamos de vez en cuando. No es un problema hasta que impide la comunicación. Para diagnosticar este problema se usan pruebas que miden la frecuencia de las disfluencias, el tiempo en que estas ocurren y si hay conductas asociadas como movimientos de cabeza, piernas o hasta tics nerviosos.
¿Cómo deberían atenderse?
Los tratamientos se centran en la tartamudez como una conducta. Se trata de que el paciente monitoree su ritmo del habla. Se enseña al paciente a reducir su velocidad de habla y con menor tensión. También se centra en controlar la respiración. Se practica hablando más despacio que el habla típica usando frases y oraciones cortas.
Definitivamente ¿está asociado a factores genéticos?
Factores genéticos son mencionados. Especialmente si vienen por parte del padre. Pero como la tartamudez tiene muchas causas, solo se habla de mayor riesgo si hay gente que tartamudea en la familia.
¿Cuándo empieza el problema de la tartamudez?
Si un niño se frustra con rapidez, puede aumentar su predisposición a tartamudear. La tartamudez empieza entre los dos años y medio y cuatro años de edad. Puede empezar en la primaria y es más común en hombres. El 75% de los niños que tartamudean dejarán de hacerlo al crecer.
¿Existe alguna clasificación de este trastorno?
No sé si existe una clasificación, pero en el centro donde laboramos s analizamos estos factores: disfluencias en un sonido: Sssssandro. Por sílabas: Sasandro. Por interjección: San...nnn...dro. Repetición de palabra: Fue fue Sandro. Por repetición de frase: Era Sandro era Sandro el que me quitaba los chocolates. Repetición de oraciones: Cuando salgamos de la tienda para la casa, cuando salgamos de la tienda para la casa; me avisas, entre otras técnicas.
¿Las tecnologías como los smarthpone o tabletas permiten que este problema pueda mejorar o empeorar?
¿Aumentan con los aparatos electrónicos? No se ha probado. Pero si un niño pasa horas de horas en una tableta sin socializar, podría tornarse más “nervioso” durante sus interacciones. De ser así, estarían expuesto a la burla de los demás, se ponen más nerviosos y luego “tartamudean más”. En cuanto a la tecnología propiamente dicha existen aplicaciones para practicar la fluidez de los pacientes. Punto a favor, pero solo se puede saber si funcionan cuando la persona interactúa con los demás.
¿Los tratamientos son iguales en todas partes del mundo o varía de acuerdo a su geografía o entorno?
El problema existe en todo el mundo donde se note esta disfluencia. Sobre todo si es una sociedad que usa esto como pretexto para burlarse. También hay que considerar que en lugares donde la gente hable más lentamente, probablemente habrá menos casos.
En el hogar o en la escuela, ¿qué debería hacerse?
No llamar la atención sobre esta disfluencia. No apurar a la persona para que compete su mensaje ni completarlo por ella. Dejar, pacientemente, que tome el tiempo que necesita. No burlarse ni atraer la atención hacia el desorden, sino la persona. Menos burlas, menos estrés, menos ocurrencias de disfluencias.
¿Existe suficiente literatura científicas sobre este trastorno?
Literatura existe. Pero es que como no hay solo una causa ni solo un tratamiento, a veces se cree que no tiene solución. Además esa solución varía de persona a persona. Como la mayoría de los problemas de lenguaje. ¿Faltan especialistas? Definitivamente.