Un gran sistema de cañones desconocido hasta el momento permanece oculto bajo el hielo de la Antártida, según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Durham, en el Reino Unido.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Según las investigaciones geológicas, esa red podría ocupar más de 1.000 kilómetros de longitud y, en algunas zonas, tener una profundidad de más de un kilómetro, más profundo que el conocido Gran Cañón de Estados Unidos.
Los expertos han llegado a esta conclusión tras estudiar las formas de la superficie del hielo de la Tierra de la Princesa Isabel, una región prácticamente inexplorada de la Antártida.
“El conocimiento de otras áreas de la Antártida nos indica que la estructura superficial del hielo depende de la forma del terreno que está por debajo”, declaró Stewart Jamieson, responsable del estudio, a la cadena BBC.
“Al observar la Tierra de la Princesa Isabel a través de las imágenes por satélite, parece haber formaciones lineales en la superficie que recuerdan mucho a un cañón. Hemos seguido esas débiles trazas desde el centro de la región hasta la costa, en el norte, y parece ser un sistema bastante amplio”, comentó Jamieson.
El equipo de la Universidad de Durham ha confirmado la existencia de esas depresiones en algunos puntos gracias al radar.
Por esta red de cañones corre probablemente agua derretida hasta la costa, por debajo de la capa de hielo.
Los científicos han detectado además un gran lago subglacial, también desconocido hasta ahora, de un tamaño cercano a los 1.250 kilómetros cuadrados.
Gran parte de la Antártida ha sido estudiada por los geólogos, que han elaborado mapas topográficos detallados del terreno bajo la superficie helada.
Quedan sin embargo, dos “polos de ignorancia” en ese continente, en palabras del científico, la Tierra de la Princesa Isabel y la cuenca del glaciar Slessor.
Fuente: EFE