Suena como una teoría ilógica: la idea de lanzar intencionalmente más dióxido de carbono a la atmósfera para mejorar las actuales condiciones climáticas que tantos científicos advierten que amenazan la vida en la tierra tal cual la conocemos.
Pero eso es lo que plantean los investigadores de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, con una propuesta de convertir un gas invernadero dañino en otro menos dañino y así ayudar a reducir el cambio climático.
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Los investigadores añaden que la estrategia también podría generar ingresos económicos para quienes la adopten.
El estudio, publicado en Nature Sustainability -un sitio especializado en políticas y soluciones de sostenibilidad- describe un potencial proceso mediante el cual el metano, un extremadamente potente gas invernadero, se convierte en dióxido de carbono,un gas que tiene menos impacto en el cambio climático.
En 2018, el metano -generado en su mayoría por actividad humana- alcanzó concentraciones atmosféricas dos veces y media mas grandes que en los niveles preindustriales.
Aunque la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera es mucho mayor, el metano es 84 veces más potente en términos de su efecto sobre el calentamiento global a través de los primeros 20 años desde cuando es despedido al aire.
Además, sostienen los científicos, las fuentes de emisiones de metano -resultado de los cultivos de arroz y crianza de ganado, por ejemplo- pueden ser muy difíciles y costosas de eliminar.
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Por eso arguyen que el intercambio de un gas por el otro representa un beneficio neto significativo para el clima.“Si se perfecciona, esta tecnología podría revertir las concentraciones de metano y otros gases en la atmósfera a niveles preindustriales”, indicó Rob Jackson, profesor de Ciencia del Sistema Tierra de la Universidad de Stanford y líder del proyecto.
La mayoría de las propuestas para estabilizar la temperatura global a 2° centígrados por encima de los niveles preindustriales dependen de las estrategias que combinan tanto la reducción de más dióxido de carbono entrando en la atmósfera como la eliminación de las cantidades ya existentes a través de la siembra de más árboles y otras técnicas de captura de carbono.
Pero estas reducciones de dióxido de carbono típicamente contemplan el retiro de cientos de miles de millones de toneladas y, sin embargo, no restauran la atmósfera a sus niveles preindustriales.
En contraste, dicen los investigadores, las concentraciones de metano podrían reducirse a niveles preindustriales con sólo remover 3.200 millones de toneladas de ese gas de la atmósfera y convirtiéndolos en cantidades de dióxido de carbono equivalente a las emisiones de unos cuantos meses de actividad industrial.Según alegan los científicos de Stanford, su estrategia podría eliminar aproximadamente una sexta parte de todas las causas actuales del calentamiento global.“Es una alternativa para compensar estas emisiones vía la eliminación del gas metano para que no haya un efecto neto en el calentamiento de la atmósfera”, explicó Chris Field, coautor de la propuesta y director del Instituto Stanford Woods para el Medio Ambiente.
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A nivel molecular el metano tiene mucha energía atrapada. Es un combustible que usamos para la calefacción o para cocinar.
Pero está en concentraciones tan pequeñas en la atmósfera, que atraparlo presenta complicaciones, y tan diluido, que no se puede quemar.Los investigadores proponen un escenario de enormes estructuras de abanicos que succionen el aire y lo pasen por cámaras giratorias que contienen unos químicos llamados zeolitas que actúan como catalizadores.Los zeolitas son minerales con amplias superficies microporosas que pueden retener moléculas como cobre y hierro y servirían como un filtro para atrapar el metano y convertirlo en dióxido de carbono.Ese dióxido de carbono se despediría otra vez a la atmósfera a través del calentamiento de las moléculas atrapadas.Aunque hay otra opción de almacenar el metano y convertirlo en otros productos, esta sería demasiado costosa y añadiría complejidad al proceso.
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Según el profesor Rob Jackson hay un mercado que se puede crear para esta tecnología, que vendría de gente, compañías o países dispuestos a pagar para retirar los gases de la atmósfera.“Ya hay un precio que pagar para la emisión de gases invernadero. Ya está en práctica en varios lugares del mundo y se expandirán en las próximas décadas”, declaró en un video de la Universidad de Stanford emitido por las redes sociales.
El proceso de convertir metano en dióxido de carbono podría ser rentable con un precio impuesto a las emisiones de carbono mediante una política apropiada, sostiene el estudio.Si en este siglo los precios para compensar por esas emisiones de carbono suben a US$500 o más por tonelada, como la mayoría de los modelos proyectan, cada tonelada de metano retirada podría valer más de US$12.000.Un complejo de filtros de zeolita del tamaño de una cancha de fútbol podría genera millones de dólares al año en ingresos, mientras que retira metano dañino de la atmósfera, aseguran.
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