En la remota isla ártica de Troynov, en el sur del Mar de Kara, cinco investigadores llevan dos semanas atrapados debido a un asedio animal. Se trata de diez osos polares adultos y cuatro cachorros que no los dejan salir ni de día ni de noche.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
En las últimas horas un helicóptero logró hacerles llegar provisiones, pero la instrucción sigue siendo la misma: no salir de la pequeña estación en la que están. Vassiliy Shevchenko, quien trabaja en la agencia de Sevgidromet, propietaria de la estación meteorológica, le dijo a la BBC que un buque se aproximó a la isla y desde allí se enviaron provisiones a los científicos a través de un helicóptero.
Se sabe que los científicos se encuentran bien. Los meteorólogos esperan que les lleguen bengalas para ahuyentar a los osos. Los osos polares son los carnívoros de tierra más grandes del mundo y están en la lista mundial de especies protegidas, pues se estima que en todo el ártico no debe haber más de 25.000 de estos animales. Así que la caza -prohibida desde la época de la Unión Soviética- no es una opción.
Sin salida
“Hemos tenido que cancelar algunas de las observaciones meteorológicas debido a que es muy peligroso salir y no tenemos forma de ahuyentar a los depredadores”, señaló Plotnikov. Todo empezó el pasado 31 de agosto, cuando un oso mató y se comió a uno de los perros que tenían.
Con 27 kilómetros de largo, la isla Troynov es la más grande del archipiélago Izvesty. Es una zona en la que habitan los osos polares. Esta no es la primera vez que ocurre un asedio como éste.
Por su parte, el lunes el ministro ruso de Recursos Naturales y Medio ambiente Sergey Dosnkoy pidió que se hiciera todo lo posible tanto para salvaguardar la seguridad del personal de la estación como para proteger a los animales.
El tiempo corre a favor de los científicos. Las temperaturas están bajando y en un mes o dos toda la zona quedará congelada, lo que permitirá a los osos moverse a otras zonas en busca de alimentos y a los humanos salir de su asedio.