Durante las últimas semanas, han causado mucha preocupación en la comunidad científica y el público en general las noticias que revelan que las nuevas variantes del SARS-CoV-2 escaparían a la acción neutralizante de los anticuerpos dirigidos al virus original. Hoy veremos qué se sabe al respecto y cuál sería el futuro de las vacunas que se han desarrollado contra el nuevo coronavirus.
—La variante de Kent—
No creo que sea exagerado decir que estamos frente a nuevos tipos de virus SARS-CoV-2, es decir, nuevas variantes, virus portadores de múltiples mutaciones que han desarrollado, por tanto, nuevos comportamientos.
En ese sentido, la variante B117, o variante de Kent, descubierta en el sur de Londres, en setiembre del 2020, es un virus que lleva una mutación N501Y en la proteína S o espiga del virus, que le sirve para ingresar a las células.
La variante tiene, además, otras 13 mutaciones en la proteína S, habiéndose demostrado que aumenta la contagiosidad del virus y que podría dar falsos negativos como resultados en al menos una prueba molecular para descubrir el virus.
La variante B117, que se encuentra ya en más de 80 países, tiene el potencial de aumentar la velocidad de contagio de la pandemia de los países del mundo a los que ya ha llegado. En el Perú, ya se han encontrado tres casos de esta variante.
—Sudáfrica y Manaos—
Esos son los nombres de las variantes más preocupantes en relación con las vacunas. La variante B1351 fue descubierta en Sudáfrica en octubre del 2020 y, en la actualidad, representa del 80 a 90% de los casos de COVID-19 en ese país. Esta variante, al igual que la variante británica, es muy contagiosa, pero a diferencia de la anterior, tiene mutaciones en la zona de la espiga contra la cual actúan los anticuerpos neutralizantes. Una de esas mutaciones, la E484K, es la más importante, pues es la responsable de que los anticuerpos producidos por la enfermedad natural o la vacunación no puedan neutralizar al virus.
Recientemente, sin embargo, Public Health England (PHE) informó que han encontrado que la variante B117 ha adquirido esa mutación E484K, es decir, se ha producido la variante de una variante, con lo que se abre la puerta de que la variante británica tampoco pueda ser neutralizada por los anticuerpos producidos por la vacunación.
En enero del 2021 se identificó la variante P1 en el 42% (13 de 31) de las muestras PCR positivas recolectadas entre el 15 y el 23 de diciembre en Manaos (Brasil), ciudad que en ese momento estaba experimentando un aumento en los casos de COVID-19. P1 tiene 10 mutaciones en la proteína de la espiga pico, entre ellas la E484K, por lo que es posible que tampoco pueda ser neutralizada por los anticuerpos producidos por la vacunación.
—¿Esto qué significa?—
Dado que las tres nuevas variantes encontradas hasta el momento muestran la mutación E484K, podemos hacernos dos preguntas importantes. La primera es si esas –y otras futuras variantes– pueden escapar de la inmunidad adquirida naturalmente y provocar reinfecciones. La segunda es si esas variantes pueden escapar de las vacunas que tanta esperanza están provocando en el mundo.
—Reinfecciones—
A pesar de que las reinfecciones son un hecho científicamente demostrado, los casos confirmados con comparación de la secuencia genómica del primer y segundo virus son menos de 50. A pesar de haber centenares de casos confirmados (algunos de ellos en el Perú), no hay evidencia de que las reinfecciones estén ocurriendo por miles o millones.
—Respuesta a vacunas—
Datos de estudios de fase 3 indican que la vacuna de Johnson & Johnson disminuyó los casos severos y graves de COVID-19 en 57% en Sudáfrica, y 72% en EE.UU., mientras que la vacuna de Novavax proporcionó un nivel de protección contra la infección leve y moderada a infección grave por COVID-19 del 60% en Sudáfrica y del 89,3% en el Reino Unido. Recordemos que la variante B1.351 es la dominante en Sudáfrica.
—Datos de la vida real—
Israel nos brinda datos de la efectividad de la vacuna en el mundo real, y es muy alentador saber que –a pesar de los datos de laboratorio que indicarían lo contrario– parece que las vacunas contra el SARS-CoV-2 están funcionando. Por ejemplo, las infecciones en personas mayores de 60 años disminuyeron en 41% desde mediados de enero hasta principios de febrero; durante el mismo período, las hospitalizaciones disminuyeron en 31%. En personas menores de 59 años que recibieron la vacuna, los casos se redujeron solo en un 12% y las hospitalizaciones en un 5%. Un estudio no publicado y no revisado por pares sugiere que la vacuna Pfizer-BioNTech tiene una eficacia de entre un 66% y un 85% para prevenir infecciones, y una eficacia de entre un 87% y un 96% para prevenir enfermedades graves.
—Corolario—
Dado que todas las vacunas que se están desarrollando están dirigidas contra la espiga del virus, y que se están produciendo con mucha rapidez variantes con la mutación E484K, que evade la acción de los anticuerpos neutralizantes contra el virus, se teme que las vacunas de primera generación puedan quedar obsoletas en un futuro cercano.
Ya el Gobierno de Sudáfrica tuvo que suspender temporalmente el programa de vacunación con AstraZeneca/Oxford, porque no fue efectiva contra la variedad B1351, y los fabricantes han dicho que están preparados para desarrollar vacunas de nueva generación.
Es muy probable, dicen los expertos, que –al igual que sucede con la gripe– tengamos que vacunarnos anualmente con vacunas polivalentes que contengan dos o tres variedades de coronavirus.
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