CHICAGO (AP) Los hábitos alimentarios de los estadounidenses han mejorado, pero no entre los pobres, lo cual habla de una brecha creciente entre los distintos niveles de ingresos en cuanto a dietas. Pero incluso entre los adultos más ricos, la elección de la dieta dista de ser la ideal, según un estudio realizado a lo largo de 12 años.
En un índice en el cual 110 es el puntaje perfecto de una dieta saludable, el promedio fue de 40 puntos en 1999-2000 y se elevó a 47 en 2009-2010, de acuerdo con el estudio.
Los adultos de bajos ingresos estuvieron por debajo del promedio y apenas modificaron su puntaje durante el período en estudio. Estuvieron cuatro puntos por debajo de los adultos de altos ingresos al comienzo y la diferencia superó los seis puntos en 2009-2010.
Los puntajes más altos indican una mayor ingesta de alimentos sanos para el corazón como verduras, frutas, granos integrales y grasas sanas; también indican menor riesgo de obesidad y de enfermedades crónicas como insuficiencia cardíaca, derrames y diabetes. Los puntajes bajos indican mayores probabilidades de padecer esos males.
La brecha alimentaria creciente entre ricos y pobres es desconcertante y “tendrá implicaciones importantes para la salud pública”, dijo el doctor Frank Hu de la Facultad de Salud Pública de Harvard, uno de los autores. La incidencia de enfermedades crónicas vinculadas con la dieta, como la diabetes, ha aumentado entre los estadounidenses en general y los pobres en particular, señaló.
“El deterioro de la calidad alimentaria en el tiempo puede ensanchar la brecha entre pobres y ricos”, afirmó Hu.
El índice de dieta sana utilizado en el estudio fue creado por la Facultad de Salud Pública de Harvard. Es similar a las normas alimentarias federales, pero incluye rubros adicionales como carnes rojas, fiambres, bebidas endulzadas con azúcar y alcohol.
Los autores utilizaron el índice junto con cálculos del gobierno sobre la ingesta de grasas trans para evaluar la información de encuestas nacionales de salud de 1999-2010, las que incluyeron entrevistas con personas acerca de sus hábitos alimentarios. Los resultados aparecieron en la revista “JAMA Internal Medicine”.
Hu dijo que la brecha creciente refleja una diferencia de ingresos que creció durante la crisis financiera reciente, cuando las comidas sanas se volvieron menos accesibles para mucha gente. Añadió que los alimentos procesados baratos suelen estar disponibles en los vecindarios de bajos ingresos.
La mejora general en la dieta se debió en gran medida a la menor ingesta de alimentos con grasas trans, pero los resultados decepcionantes indican una necesidad de efectuar cambios, incluso en la educación nutricional, dijo el científico.