PAMELA MONTES ITURRIZAGA
La manía por la limpieza es parte de la vida moderna. Mientras los niños de generaciones anteriores jugaban en el barro y eventualmente comían una galleta que se caía al suelo; los niños del siglo XXI crecen bajo una elevada asepsia en la que reina el alcohol en gel toda vez que sus manos tocan algo “sucio”.
Pero, de acuerdo con diversas investigaciones, estadísticamente los niños que crecen en ambientes demasiado limpios son más propensos a desarrollar alergias y enfermedades autoinmunes. Estos estudios apoyan la hipótesis de la limpieza, y de acuerdo con el doctor Danny Muñoz, alergólogo e inmunólogo de la clínica San Gabriel, uno de los estudios del tema se llevó a cabo con la caída del Muro de Berlín. “Se tenía a dos poblaciones genéticamente similares, pero que vivían bajo distintas condiciones sanitarias. Los niños del lado oriental se habían enfermado menos que los del lado occidental, caracterizado por el esmero en la limpieza”. Con el tiempo, otros estudios relacionaron a la higiene excesiva con afecciones cutáneas y con una flora intestinal más pobre. Esto no quiere decir que los niños deban vivir en un ambiente insalubre, pues ambos extremos son perjudiciales. UN PERRO EN CASAUn estudio finlandés hizo un seguimiento a dos grupos de niños durante su primer año de vida. Unos crecieron en una casa con mascotas que salían a pasear a la calle –y por ende, traían polvo a la casa– y otros no tuvieron contacto animal. Como resultado, los niños del primer grupo tuvieron menos alergias, infecciones respiratorias y de oído y necesitaron menos antibióticos que los niños que crecieron sin mascotas. “Se trata de estimular el sistema inmunitario y solo se logra con la exposición a las infecciones. Los bebes muy pequeños expuestos a infecciones van a producir anticuerpos correctos para lograr respuestas potentes que bloqueen la acción de los patógenos”, explica Muñoz. Quiere decir que el sistema inmunitario se refuerza solo cuando trabaja. El especialista dice que las madres no deben preocuparse cuando el niño desarrolla procesos virales, mucho menos administrarle antibióticos, puesto que estos fármacos solo funcionan para los procesos bacterianos. Las gripes constantes en los primeros años de vida en realidad reflejan una acumulación de inmunidad viral. En las calles de ciudades como Lima pululan alrededor de 420 tipos de virus. La recomendación profesional es no por eso aislar al niño. Sacarlo a la calle desde sus primeros meses de vida no está contraindicado, a no ser que presente una condición médica que lo impida.