A simple vista parecen gotas de mercurio rodando lentamente sobre la arena.
Pero estos diminutos puntos relucientes que se observan durante las horas más calurosas en el desierto africano del Sahara son en realidad hormigas plateadas.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
¿Qué hacen deambulando por las dunas en el momento en el que los rayos del sol golpean con más fuerza y elevan la temperatura hasta alcanzar los 70º centígrados?
Salen a buscar alimentos. Y lo hacen precisamente en esas horas para evitar que las ataquen sus depredadores.
Y aunque estos insectos mueren si su temperatura corporal supera los 53,6ºC, se mantienen vivas gracias a un ingenioso mecanismo que les permite conservarse frescas, según descubrió un equipo internacional de científicos que publicó los resultados de su investigación en la revista “Science”.
Pelo triangular
El secreto, explican los científicos, está en la singular estructura y organización de su pelo, que les permite controlar una amplia gama del espectro solar para reducir su temperatura corporal.
Por un lado, el revestimiento plateado de los pelos de la hormiga sirve para reflejar los rayos de sol hacia el exterior.
Y, por otro, esta cubierta le facilita a la hormiga diseminar su propio calor interno hacia el aire más fresco que las rodea.
“Nos dimos cuenta que estos dos efectos se ayudan entre sí”, señaló Nanfang Yu, profesor asociado de física aplicada de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, y autor principal del estudio.
La combinación de estos dos procesos, hace que la temperatura de la hormiga plateada del Sahara no supere los 50ºC.
Los pelos tienen forma triangular. En vez de crecer hacia arriba, una vez que alcanzan cierta altura giran a un ángulo de 90º para quedar en posición paralela a la piel.
El espacio que se genera entre el pelo y la piel facilita el proceso de refrigeración.
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Inspiración
En opinión de Yu, “éste es un ejemplo claro de cómo la evolución impulsó la adaptación de atributos físicos para que puedan cumplir una función fisiológica que garantice la supervivencia. En este caso, evitar que las hormigas plateadas del Sahara se calienten en exceso”.
Los científicos creen que este conocimiento puede aplicarse para diseñar superficies refrigerantes para vehículos, edificios, instrumentos y ropa.
El próximo paso será extender el estudio a otros animales y organismos que habitan ambientes extremos, para analizar qué tipo de estrategias emplean estas criaturas para vivir en condiciones tan adversas.
“Los órganos (de los animales) que han evolucionado para percibir o controlar ondas electromagnéticas suelen superar en sofisticación y eficiencia a los dispositivos creados por el hombre”, dice Yu.
“Entender el concepto de estos diseños naturales profundiza nuestro conocimiento de los sistemas biológicos complejos y nos inspira para crear tecnologías nuevas”, concluye el investigador.