Para Karen Unlenbeck el camino del reconocimiento no fue fácil. Este estuvo marcado por sacrificio y una lucha constante contra los estereotipos en su profesión. Pero el esfuerzo valió la pena.
La Academia Noruega de las Ciencias y las Letras le otorgó el Premio Abel, conocido como el 'Nobel' de las matemáticas, un campo dominado por hombres y que muchas veces subestima las capacidades de las mujeres.
[- Karen Uhlenbeck, la primera mujer en ganar el “Nobel” de matemáticas]
[- Refugiado ganó el “Premio Nobel de las Matemáticas” y le robaron la medalla]
Unlenbeck, quien tiene 76 años, ha sido catedrática en la Universidad de Texas Austin (EE.UU.) hasta 2014, es actualmente Senior Research Scholar en la Universidad de Princeton y en el Instituto de Estudios Avanzados (ambos en EE. UU.).
Además, ha trabajado con ecuaciones en derivadas parciales, desarrolladas originalmente por la necesidad de describir fenómenos como el electromagnetismo, pero que ahora se utilizan en multitud de contextos, como el estudio de las formas del espacio en varias dimensiones.
“Sus teorías han revolucionado nuestro modo de entender las superficies mínimas, como la formada por las burbujas de jabón, y los problemas de minimización generales en dimensiones más altas”, dijo en un comunicado Hans Munthe-Kaas, presidente del comité Abel.
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Karen realizó su tesis en Brandeis, alejada de Harvard o Yale, “consciente de que la cultura académica era predominantemente masculina y, a menudo, misógina”, según relata Jim Al-Khalili, conocido divulgador científico.
Cuando recién se iniciaba como matemática también pudo experimentar el rechazo hacia las mujeres en su profesión. Una vez, al buscar trabajo, tras un breve paso como profesora en la el Instituto de Tecnología de Massachusetts y en la Universidad de Berkeley, le dijeron que “nadie contrataba a mujeres, porque las mujeres debían estar en casa y tener bebés”, recordaría luego en un libro publicado en 1997.
A pesar de esto, Uhlenbeck nunca se rindió, por el contrario, continuó con una prolífica carrera. El jurado que la eligió ganadora destacó también que es “un modelo a emular y una firme defensora de la igualdad de género en el mundo de las Ciencias y las Matemáticas”.
“Soy consciente de que soy un modelo para las mujeres jóvenes en el campo de las matemáticas. Y, en parte, por eso estoy aquí. Sin embargo, es difícil ser un modelo, porque lo que realmente tienes que hacer es mostrar a los estudiantes que una persona imperfecta puede triunfar“, reflexionaba Uhlenbeck en el libro Viajes de mujeres en ciencia e ingeniería: no hay constantes universales (Temple University Press, 1997).
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El premio Abel fue creado en 2003 por el gobierno noruego con el objetivo de compensar la ausencia de un Nobel de matemáticas. Lleva el nombre del matemático noruego Niels Henrik Abel (1802-1829).Con seis millones de coronas (620.000 euros), es uno de las más prestigiosas distinciones en el mundo en matemáticas junto a la medalla Fields, atribuida cada cuatro años.(Fuente: Agencias)
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