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El aroma de la tierra mojada después de una ligera lluvia de verano es uno de los olores más placenteros que nos regala la naturaleza.
Esta peculiar fragancia fue bautizada “petrichor” en 1964 por un equipo de investigadores australianos, quienes la describieron como una combinación de aceites de plantas y el compuesto químico geosmina que se libera del suelo tras una precipitación.
Ahora, científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, creen haber descubierto el mecanismo por el cual el aroma se dispersa en el aire.
Al filmar las gotas de agua en cámara lenta (a una velocidad extremadamente lenta) los investigadores descubrieron que cuando una gota golpea una superficie porosa, se forman pequeñas burbujas en su interior.
Al igual que ocurre una copa de champán, las gotas suben y, al alcanzar la superficie, se rompen y liberan una efervescencia de aerosoles. Estas partículas diminutas quedan suspendidas en el aire y luego son esparcidas por el viento.
Las lluvias que generan más aerosoles son las ligeras o moderadas.
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Más fuerte la lluvia, menos fragancia
“La lluvia es un fenómeno muy común. Pero nadie había observado este mecanismo antes”, explica Cuillen R. Buie, profesor adjunto de Ingeniería Mecánica del MIT.
El experimento fue llevado a cabo en el laboratorio, pero los investigadores sospechan que en un entorno natural los aerosoles pueden transportar no solo sustancias aromáticas, sino también bacterias y virus almacenados en el suelo.
Por esta razón, creen que los resultados del estudio podrían ayudar a explicar cómo se transmiten algunas enfermedades vinculadas a las bacterias presentes en la tierra, por ejemplo, cómo la lluvia puede contribuir a la propagación de contaminantes como el E. coli.
La filmación reveló que cuando la lluvia es ligera y moderada las gotas producen más aerosoles que en el caso de una precipitación torrencial.
James Bird, profesor adjunto de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Boston, EE.UU., quien no participó en la investigación, destacó la importancia de este estudio.
Científicos ya habían observado que las gotas de lluvia pueden atrapar y liberar aerosoles cuando caen sobre el agua, explica Bird, pero este estudio es el primero que muestra el efecto de las gotas de lluvia sobre el suelo.
Los investigadores analizaron 16 tipos de suelo.
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“Me sorprende cómo los autores del estudio revelan el proceso físico (de este fenómeno)”, dice.
“Lo que me parece más interesante es que traslada la discusión de la formación de aerosoles por las burbujas del océano a la tierra”.
“Se ha observado la presencia de microbios del suelo en la atmósfera. Este estudio aporta un mecanismo elegante por el cual estos microbios pueden ser expulsados y atravesar la capa de aire estancada que los rodea y ubicarse en un lugar en el que la brisa los puede trasladar a otra parte”, añade Bird.
La investigación fue publicada en la revista “Nature Communications”.