Los científicos y los principales expertos sobre el clima expresaron preocupación por los resultados de la COP26, la cumbre sobre el cambio climático que tuvo lugar este mes en Glasgow.
Expertos consultados por la BBC elogiaron que los países hayan acordado reunirse nuevamente el próximo año para prometer recortes de emisiones más profundos.
También dieron la bienvenida a los acuerdos sobre bosques, innovación y las reducciones de las emisiones de metano provenientes de la extracción de combustibles fósiles y la ganadería.
Pero los científicos temen que los políticos no cumplan sus promesas. Y aseguran que la meta de contener el aumento de temperatura a 1,5 ° C por encima de los niveles preindustriales es poco ambiciosa.
Los expertos destacan que la temperatura del planeta aumentó hasta ahora 1,1 ° C en promedio, y solo ese incremento ya ha puesto al mundo en un estado de calentamiento peligroso, con temperaturas récord, incendios forestales, inundaciones y sequías.
El profesor David King, exasesor principal del gobierno británico en temas científicos, me dijo: “Por supuesto, el calentamiento global ya está en un nivel peligroso. Las temperaturas en el verano en las regiones polares fueron de 32 °C. Los bosques estaban en llamas”.
“Incluso si recortamos las emisiones por completo, todavía estaríamos en un lugar difícil debido a la cantidad de gases de efecto invernadero que ya hay en la atmósfera”.
Un mensaje similar es expresado por Piers Forster, autor principal del informe de agosto del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés).
“La gente ya está muriendo y las especies se están extinguiendo con las temperaturas actuales”, afirmó Forster. “Ya estaremos atrapados en un aumento del nivel del mar durante los próximos siglos”.
“1.5 °C se ha convertido en el talismán de lo más seguro que podemos esperar para este siglo. Pero cuanto más aprendemos, más nos damos cuenta de que no existe un límite seguro (para las emisiones)”, agregó Forster.
Los científicos que contactamos aprecian que la COP haya ofrecido algunas soluciones prácticas.
Es un alivio que, después de 22 COP anteriores, por fin se haga referencia a la necesidad de eliminar gradualmente los combustibles fósiles, aunque hay consternación de que India y China debilitaran el texto del compromiso sobre el carbón en el último minuto. Y hay temores generalizados de que los políticos no cumplan sus promesas.
La profesora Gail Whiteman, fundadora de Arctic Basecamp, un grupo de científicos expertos en el Ártico, dijo que la cumbre había producido “resultados mixtos”.
“Hay muchas promesas bastante buenas sobre la mesa, pero ¿habrá suficiente acción? No lo sé. Estoy preocupada”, señaló Whiteman.
Y el profesor Tim Lenton, del Instituto de Sistemas Globales de la Universidad de Exeter, en Inglaterra, afirmó: “En el lado positivo, la coalición de la sociedad civil, las empresas, las finanzas, las ONGs y otros en torno a la COP26 está comenzando a impulsar un progreso real”.
“Pero todavía nos dirigimos hacia más de 2 °C de calentamiento global, y esto corre el riesgo de desencadenar múltiples puntos de inflexión climáticos (puntos a partir de los cuales un sistema comienza a comportarse de una manera completamente diferente y sin retorno a las condiciones iniciales)”.
“Todavía estamos en una crisis climática”, enfatizó Lenton.
“Todos necesitamos persuadir a nuestros líderes políticos para que se unan a nosotros en una gran transformación”, agregó.
“El proceso de política internacional avanza más lento que los cambios en el sistema climático”.
Es esa brecha, entre la política, la acción y la ciencia, lo que alarma a los expertos en el clima.
Reino Unido, por ejemplo, es reconocido como un líder mundial en temas ambientales, y estableció un objetivo nacional de lograr el cero neto de emisiones para 2050.
Pero el gobierno británico ha fracasado sistemáticamente en alcanzar sus objetivos previos sobre el cambio climático. Y si bien es alabado por políticas como la eliminación gradual de los automóviles convencionales, no ha introducido cambios significativos para reducir las emisiones a nivel de los hogares, con mejores materiales aislantes y sistemas de calefacción más eficientes.
El gobierno británico quiere además aumentar el número de vuelos en contra de la recomendación de sus propios asesores, está permitiendo un nuevo campo de explotación de petróleo cerca de las Islas Shetland, en el Atlántico Norte, e impulsa el polémico proyecto HS2, que prevé la construcción de una línea ferroviaria de alta velocidad que unirá a Londres con varias ciudades a lo largo de más de 500 kms.
Para asombro de los científicos, el ministro de Economía Rishi Sunak no mencionó el cambio climático al anunciar un nuevo presupueto en vísperas de la COP26.
El primer ministro británico Boris Johnson, mientras tanto, continúa insistiendo en que los recortes de emisiones se pueden lograr solo a través de innovaciones en tecnología, con poco o ningún cambio en el comportamiento de las personas.
Esto va en contra del propio Comité Asesor de Cambio Climático del gobierno británico, que insiste en que los objetivos de recorte de emisiones para 2030 no se pueden alcanzar sin una combinación de ambos factores.
Hay similares “enredos” a nivel de políticas en Estados Unidos. El presidente Joe Biden sigue intentando que sus medidas ambientales sean aprobadas por el Congreso.
Y su programa de infraestructura de un billón de dólares para carreteras, puentes, aeropuertos y puertos generará muchos millones de toneladas de gases de invernadero, ya que requerirá producir grandes cantidades de hormigón y acero. Las nuevas infraestructuras permitirán, además, más tráfico en el futuro.
Biden lideró el pacto para reducir las emisiones de metano en la COP26, pero no igualó la promesa de Johnson sobre los automóviles convencionales. Y los estadounidenses todavía siguen comprando enormes autos todoterreno.
El enviado de Estados Unidos para el clima, John Kerry, estima que si las naciones realmente concentran sus esfuerzos en lograrlo, el aumento de temperatura podría contenerse en 1,8 °C. Pero los científicos afirman que esa meta equivale a “demasiado poco, demasiado tarde”.
El profesor Richard Betts, del Centro Hadley del Servicio Meteorológico de Reino Unido, me dijo: “Aún podríamos evitar mayores impactos del cambio climático con mayor ambición”.
“Pero hasta que dejemos de acumular dióxido de carbono en la atmósfera seguiremos calentando el clima y causando riesgos e impactos cada vez más graves”.
Ed Hawkins, profesor de ciencia del clima en la Universidad de Reading, advirtió: “Hay una pendiente, en la que ya nos estamos deslizando. Cuanto antes dejemos de deslizarnos, a través de reducciones profundas, sostenidas e inmediatas de las emisiones de gases de efecto invernadero, menos graves serán las consecuencias ”.
Un cuestionamiento aún más grande proviene de Julian Allwood, profesor de ingeniería y medio ambiente en la Universidad de Cambridge.
Allwood me dijo que las soluciones que se discutieron en Glasgow dependen de lograr cantidades poco realistas de electricidad limpia, mecanismos de captura de carbono y quema de biomasa.
“Si se comparan esas cantidades con lo que está disponible hoy, aún teniendo en cuenta cualquier tasa de crecimiento plausible, no hay posibilidad de llegar a esas magnitudes esperadas”.
“Por lo tanto, necesitamos un conjunto diferente de políticas, como por ejemplo disminuir a la mitad el consumo de electricidad. Debemos además reducir los vuelos, el transporte, la producción de cemento y el número de ganado rumiante porque no hay forma de lidiar con ellos”.
Es un mensaje poco agradable para los políticos que quieren estabilizar el clima introduciendo apenas retoques menores a la política de “todo sigue igual”.