Hamburgo se convierte este jueves en la primera ciudad alemana en prohibir parcialmente la circulación de algunos coches diésel, una medida simbólica para acelerar el declive de este combustible contaminante que además provocó un gran escándalo en la industria automovilística.
Los vehículos diésel más viejos ya no podrán circular por dos vías de respectivamente 1.600 metros y 580 metros de Hamburgo, tras una decisión de la justicia que autoriza a las ciudades a aplicar ese tipo de restricciones para sanear el aire.
A finales de febrero, un alto tribunal administrativo federal estimó que los vehículos diésel podrán ser prohibidos “progresivamente” por las autoridades locales, empezando por los modelos más antiguos, y con excepciones “para los artesanos o ciertos grupos de habitantes”.
Pero el gobierno federal alemán, criticado a menudo por su proximidad con la industria automovilística, rechaza la posibilidad de prohibir totalmente la circulación de esos vehículos.
Berlín rechaza por ejemplo implantar una “pegatina azul”, mecanismo nacional que facilitaría los controles en caso de prohibiciones de circulación.
El gobierno apuesta por medidas con efectos menos inmediatos, como la introducción de un fondo de mil millones de euros para ayudar a las ciudades a desarrollar su red de transportes públicos o su flota de vehículos eléctricos.
La Comisión Europea decidió hace dos semanas llevar a seis Estados miembros ante la justicia de la Unión Europea, incluida Alemania, por no respetar las normas de calidad del aire.
Los vehículos que funcionan con combustible diésel son considerados como los máximos responsables de la contaminación con óxido de nitrógeno, que favorece las enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
El diésel provocó un gran escándalo en 2015, cuando Volkswagen admitió que había trucado los motores de sus autos para sortear los controles de emisiones de gases.
Entre 2015 y 2017 el porcentaje de vehículos nuevos diésel en Alemania pasó del 47,7% al 38,7%.
Fuente: AFP
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