De los casi mil premios Nobel entregados a lo largo de la historia, 52 fueron para mujeres, y de ese número, 19 fueron otorgados a científicas como la reconocida Marie Curie, ganadora en la categoría de Física (1903) y Química (1911). Más de un siglo ha pasado y la situación no ha cambiado mucho. La mayoría de científicos galardonados son varones y la brecha de género sigue existiendo en una época en la que se busca revitalizar la presencia femenina en el mundo.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), menos del 30% de investigadores a nivel mundial son mujeres. Para revertir esa situación, la Asamblea General de las Naciones Unidades creó en el año 2015 el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, celebrado cada 11 de febrero. Esta fecha, tiene como objetivo promover la participación femenina y visibilizar las dificultades que atraviesan en el aspecto científico. Sin embargo, datos presentados por la ONU muestran que pese al esfuerzo internacional, ellas siguen encontrando con barreras.
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En Perú la situación es similar. Pero, instituciones como el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) realiza diversas actividades para fomentar la participación de mujeres en la ciencia, desde la etapa escolar hasta que son profesionales.
El Comercio conversó con Fabiola León-Velarde, presidenta de Concytec, quien comentó los lineamientos de la institución para aumentar el número de científicas en los próximos años y el panorama en el Perú sobre este tema.
“Estamos en el noveno lugar en cuanto a presencia de mujeres en la ciencia en América Latina, en el promedio, pero rezagados. Por ello, tenemos que realizar diferentes acciones que van desde la niñez hasta la adultez cuando una es científica”, explicó León-Velarde, quien también es científica al ser fisióloga y bióloga.
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Según León-Velarde, todavía existe un número escaso de doctoras (grado académico), pues el rango va de 2,1 hombres a 1 mujer. Sin embargo, en especialidades como Ingeniería mecánica aumenta de 10 a 1, mientras que en Física o Matemáticas va de 5 a 1. Para promocionar la participación femenina, en los proyectos presentados a la institución, se brinda un bono a los trabajos científicos liderados por mujeres, es decir tienen más posibilidades de ganar la financiación, a comparación si lo lidera un varón. Asimismo, se brindan oportunidades a las mujeres, por ejemplo, si están embarazadas el tiempo de culminación es mayor.
“Tenemos mucho que trabajar, pero en los últimos tres años hemos hecho actividades de promoción que permitieron que en 2018 se incremente a 40% la presencia de mujeres que ganan los concursos de financiamiento vinculados a la ciencia que otorga el Concytec”, destacó León-Velarde.
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La motivación hacia la ciencia debe empezar a forjarse desde las escuelas, por ello, el Concytec viene trabajando a través de los “Clubes de ciencias”, con profesores que focalizan su atención en las niñas. El trabajo consiste en motivarlas y agruparlas entre quienes están más interesadas temas científicos para sentirse identificadas entre ellas y formen su vocación. Los eventos realizados con las menores buscan acercarlas a las innovaciones y desarrollo científico, como también los retos a superar en su vida académica.
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El “sesgo laboral”, en el cual un hombre tiene más posibilidades que una mujer; la brecha salarial de género, que aumenta con la edad; o la dificultad que representa ser científica y madre a la vez, son algunos motivos de la poca presencia de la mujer en la ciencia.
“Cuando quedé embarazada no me renovaron mi contrato temporal y muchos potenciales empleadores me dijeron que no era adecuada para realizar el trabajo de campo o que por tener que atender a mi familia no cumpliría los plazos”, sostuvo la australiana Beth Strain tras volver de un viaje a la Antártida dentro del programa de liderazgo femenino Homeward Bound, según cuenta EFE. La bióloga marina que actualmente es profesora en la Universidad de Melbourne mandó varias solicitudes de trabajo durante dos años sin mucho éxito. Su experiencia, ahora es compartida con mujeres que pasan lo mismo que ella.
Por su parte, Fabiola León Velarde nos comenta a título personal la existencia de esta brecha y también los sacrificios que significa para una mujer ser científica. “La mujer debe pagar un tributo muy alto si quiere dedicarse a la ciencia, y a la vez dedicarse a los hijos, a la pareja, a la vida familiar a la casa” (…) “Quien paga el tributo es la familia, si uno se dedica a ciencia”, explica.
Estas brechas terminarán a medida que la mujer continúe recibiendo apoyo de organizaciones como la ONU e instituciones como Concytec. Las oportunidades son menos numerosas para las mujeres, y dependerá de la sociedad brindarles las oportunidades necesarias para que en el futuro sigan apareciendo mentes brillantes como la de Marie Curie.
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