SÍDNEY. Un equipo de astrónomos capturó los primeros minutos de la explosión de dos estrellas y observó, por primera vez, la onda de choque generada por el colapso del núcleo de una supernova, informaron fuentes académicas.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
La onda de choque fue observada en la supernova más pequeña, una supergigante roja de un radio 270 veces el del Sol y situada a 750 millones de años luz de distancia, pero no en la segunda estrella, una supergigante cuyo radio era más de 460 veces el del Sol.
“Es como la onda de choque de una bomba nuclear, solo que mucho más grande y sin que nadie salga herido”, explicó Brad Tucker, investigador de la Universidad Nacional Australiana (ANU, siglas en inglés) en un comunicado de esta institución.
La explosión de una supernova suele ser más brillante que el resto de su galaxia y su luminosidad puede durar varias semanas, lo que permite ser observada por los astrónomos, que hasta ahora conocían muy poco sobre los primeros momentos de este fenómeno.
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Al colapsar el núcleo de una supernova para formar una estrella de neutrones, la energía rebota del núcleo como una onda de choque que viaja a una velocidad de 30.000 a 40.000 kilómetros por segundo, causando una fusión nuclear que crea elementos pesados como el oro, la plata y el uranio.
Los científicos pudieron observar que la onda de choque de la supernova aparece como un pico en la luz emitida por la explosión en los primeros días.
“La segunda estrella era tan grande que la onda de choque no pudo viajar hasta la superficie”, explicó Tucker, coautor del estudio en el que también participaron la Universidad de Notre Dame, el Instituto Científico del Telescopio Espacial, la Universidad de Maryland y la Universidad de Berkeley.
Los científicos creen que el hallazgo, publicado en la revista de astrofísica “Astrophysical Journal” contribuirá a entender mejor estas complejas explosiones que han creado muchos elementos de los que están hechos los humanos, la Tierra y el Sistema Solar, como el hierro, el zinc o el yodo.
Las observaciones, realizadas a través del Telescopio Espacial Kepler, también ayudarán a comprender cómo el tamaño y la composición de las estrellas afecta a los primeros momentos de su muerte explosiva.
Fuente: EFE