Varios centenares de personas se manifestaron el lunes 25 de mayo por el centro de Asunción contra los productos modificados genéticamente, conocidos como transgénicos, y los químicos utilizados para su cultivo utilizados por la multinacional agrícola Monsanto, en cuyas oficinas finalizó la marcha de protesta.
Los convocantes, pertenecientes a la plataforma Ñamoseke Monsanto (“Fuera Monsanto”, en guaraní), integrada por asociaciones sociales y campesinas, reclamaron “el derecho a una alimentación segura y libre de transgénicos” y la aplicación de una ley que obligue a las empresas a etiquetar los productos transgénicos, como parte del “derecho a la información de los consumidores”.
La marcha finalizó frente a las oficinas de la multinacional Monsanto, en un barrio céntrico de Asunción, donde los manifestantes se cubrieron la boca y la nariz con mascarillas y dos jóvenes vestidos con equipos de protección rociaron el suelo con agua, simulando una fumigación con agrotóxicos.
“En Paraguay sufrimos muchísimo a causa de estas empresas multinacionales que acaparan nuestro territorio, privatizan nuestra agua y hasta patentan nuestra semilla, que es patrimonio de los pueblos”, dijo a EFE Alicia Amarilla, representante de la Coordinadora de Mujeres Rurales e Indígenas (Conamuri).
Según Amarilla, esta situación trae como consecuencia el “desalojo de los campesinos y los pueblos indígenas” de zonas rurales para instalar grandes extensiones de monocultivos altamente mecanizados.
“Paraguay es uno de los países más desiguales de América Latina, por el acaparamiento de tierras que traen estas empresas. Este modelo que ellos llaman de desarrollo, para nosotros no es tal, sino pobreza y muerte segura”, dijo la representante de las mujeres campesinas.
Criticó además el uso de agrotóxicos como el glifosato, sustancia que recientemente fue catalogada como “potencialmente cancerígena para los humanos” por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aseguró además que Paraguay importó en los últimos seis meses 9.900 toneladas de herbicidas, muchos de los cuales a base de glifosato o de otros productos “que ya están prohibidos en otros países, pero que en Paraguay se siguen utilizando”.
Según datos de Ñamoseke Monsanto, en Paraguay se vierten anualmente 60 millones de litros de agrotóxicos, unos 10 litros por habitante.
Paraguay, cuarto exportador mundial de soja, quintuplicó entre 2009 y 2013 la cantidad de agroquímicos importados para los cultivos, llegando a adquirir 43,8 millones de kilos de estos productos en 2013, según datos de la organización Base Investigaciones Sociales.
De acuerdo con la ONG Oxfam, Paraguay es uno de los países con mayor concentración de tierras del mundo, donde menos del 3% de la población es dueña de cerca del 85% de la tierra.
Fuente: EFE