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Homestead, EE.UU. El entrenador suelta a Cobra, que corre por el campo hasta que olfatea un árbol de palta y se sienta inmóvil a su lado. La perra es recompensada con un juguete por identificar correctamente un hongo que está haciendo estragos en Estados Unidos.
Para el animal puede ser un juego, pero científicos en Florida esperan que un programa que usa perros como Cobra y drones ayude a mantener a raya al llamado hongo de la marchitez del laurel (‘Raffaelea lauricola’), transmitido a las paltas por un pequeño escarabajo del tamaño de un grano de arroz.“Es un enfoque multidisciplinario para tratar de contener al devastador hongo que está matando a las paltas”, señaló a la AFP la profesora de Ciencias Biológicas de la Florida International University, DeEtta Mills, durante una reciente demostración del programa de drones y perros en una zona de cultivos en Homestead, al suroeste de Miami.Los científicos describen al hongo como una de las peores amenazas para el palta en Florida, donde ya ha provocado la muerte de al menos 6.000 de los árboles de la fruta en el estado, que produce unas 30.000 toneladas anuales.Pero el terror de las autoridades y los científicos es que el escarabajo ambrosia (Xyleborus glabratus), originario de Asia y por primera vez detectado en Estados Unidos en la década pasada, llegue a California, el principal productor de paltas de Estados Unidos, o a México, el líder mundial.“Parte del problema es que se está moviendo hacia el oeste” por la costa del Golfo de México, dijo Mills.Ante ese panorama, un grupo interdisciplinario de biólogos, químicos, entrenadores de perros y expertos en drones puso manos a la obra.EL DRON DETECTA, EL PERRO CONFIRMAPrimero, los científicos despliegan encima de los cultivos un aparato volador no tripulado dotado de cámaras térmicas, que permite reconocer árboles asintomáticos que podrían estar enfermos.La detección temprana es clave. Cuando los síntomas son apreciables a simple vista, como hojas marchitas, es demasiado tarde: el palta muere en unas seis semanas y probablemente para entonces haya infectado a través de las raíces a árboles contiguos, que también deben ser sacrificados.Cuando el dron identifica la zona donde puede estar el enemigo, entran en acción los perros, que son las mejores “máquinas” para detectar olores, explica el vicepresidente ejecutivo de FIU, Kenneth Furton, un experto en química que se ha dedicado en las últimas décadas al entrenamiento de perros.“Los perros tienen cientos de células olfativas más que los humanos”, dijo Furton, quien señala que la fiabilidad de los animales es del 95%.Cobra, un juguetón e inquieto pastor belga malinois, es uno de los tres perros que participa en el programa.Durante la demostración, Cobra efectivamente identifica los tres árboles en los cuales previamente los científicos escondieron pequeñas bolsas con el olor que desprende el hongo. Cada vez que se sienta obedientemente al lado del palta, Cobra recibe su juguete de plástico.RESULTADOS ESPERANZADORES
Mientras entrenar a un perro para que detecte drogas o bombas toma generalmente entre seis y ocho semanas, educar a los animales para reconocer el hongo ha sido un arduo proceso de seis meses, confesó Peter Núñez, quien por décadas ha asesorado unidades caninas de policías y agencias de seguridad estadounidenses.Los científicos se muestran satisfechos con los resultados preliminares. Hasta ahora, los perros han identificado correctamente árboles asintomáticos, los que han podido ser tratados con productos para frenar la enfermedad.El equipo espera por la autorización de las autoridades federales de aviación (FAA) para operar los drones con fines agrícolas, para poner el programa a disposición de los agricultores.“Si podemos por lo menos ser parte de la detección temprana, podremos contener y detener a la enfermedad”, mientras otro grupo de investigadores desarrolla un fungicida contra el Raffaelea lauricola, dijo Mills.El concepto podría usarse posteriormente contra otras enfermedades o especies invasivas. “Los perros son muy versátiles”, agregó.Fuente: AFP