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A propósito de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 20), la investigadora Norma Ramos Cevallos en conversación con El Comercio advirtió la poca mención que se hace de las plantas medicinales oriundas de nuestro país.
Desde hace cuatro años ella viene investigando a una planta conocida como chiric sanango (‘Brunfelsia grandiflora D. Don’), que la usan con frecuencia los pobladores de la Amazonía para cicatrizar heridas como la leishmaniasis o uta. “Tras el estudio tenemos la certeza de que ciertamente es un buen cicatrizador, pero no cura la uta como mucho piensan; en mi trabajo se analizó y conoció la composición química del extracto metanólico de esta planta”, explicó la también docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
Esta investigación le valió recientemente el reconocimiento en la décima cuarta edición del “Premio Hipólito Unanue”, en el área de Farmacia y Bioquímica. La doctora Norma Ramos Cevallos es investigadora del Instituto de Investigaciones de Ciencias Farmacéuticas y Recursos Naturales Juan de Dios Guevara de la UNMSM.
Poco se menciona sobre los efectos del cambio climático y las plantas medicinales...
Es preocupante esta situación, puesto que estas plantas tienen una gran actividad farmacológica. Sin duda están entre las más afectadas por el cambio climático. El ser humano tiene una gran responsabilidad sobre lo que ocurre actualmente en nuestro medio ambiente. Deberían existir mayores estrategias de comunicación que sensibilicen a la sociedad en su conjunto para preservar lo que tenemos.
Al paso del tiempo ¿cuánto conocemos científicamente sobre estas plantas?
Existe conocimiento, pero no como el que quisiéramos. En nuestro país además existe poca difusión sobre las bondades y propiedades de las plantas medicinales. Ciertamente en las universidades de San Marcos, la Cayetano Heredia, de la Amazonía, así como de las ciudades de Arequipa y Cusco se realizan trabajos de investigación, pero aún falta mucho por conocer.
¿Qué se debería hacer para impulsar esta línea de investigación?
Básicamente otorgar mayores fondos económicos para que las investigaciones que se realicen en este campo no queden en una etapa. Debemos apuntar, por ejemplo, hacia el biocomercio e impulsar la industria farmacéutica en el país. Por el momento son insuficientes los incentivos que tenemos para investigar, principalmente, en las universidades nacionales.
Respecto a su trabajo con el chiric sanango ¿cuál es el aporte de este estudio?
Básicamente he demostrado científicamente que tiene un efecto cicatrizante, razón por la cual los pobladores de la zona la usan con frecuencia pensando en que son curados de la uta, cuando realmente solo cicatriza la herida; ahora que conocemos con certeza esta bondad de la chiric sanango, resulta necesario averiguar otras propiedades farmacológicas que pueda tener así como también conocer realmente su grado de toxicidad, pues se utiliza para preparados como la ayahuasca. Para ello es necesario hacer nuevos estudios. Para esta investigación hemos tomado plantas de la región de San Martín.
¿Cuál es su opinión de que EsSalud promueva el uso de plantas medicinales?
Desde aproximadamente hace 10 años EsSalud tiene la tendencia de apoyarse en la medicina alternativa, lo cual es interesante, pero considero que debemos ser prudentes con su uso, porque no todos los pacientes se adaptan a este tipo de medicinas. Hay que seguir investigando para conocer sus propiedades y diversos grados de toxicidad. Así como sucede con los medicamentos convencionales, si nosotros lo tomamos en exceso, tenemos reacciones adversas. De ninguna manera debemos dejar de lado el rigor científico.