Estereotipos muy conocidos sobre el comportamiento de los perros, como que los rottweiler y los pitbull son agresivos, o que los labradores y los golden retriever son súper amistosos, son desmentidos por un nuevo estudio sobre su comportamiento.
Se trata de una investigación genética publicada el jueves en la revista Science en la que se analizaron unas 200.000 respuestas de cuestionarios hechos a los dueños de más de 2.000 perros, que demuestra que suponer que la raza y el carácter están ligados es infundado.
Sin duda, muchos rasgos de carácter pueden ser hereditarios, pero el concepto moderno de raza ofrece solo un valor parcial de predicción para la mayor parte de los comportamientos, y casi ninguno sobre lo cariñoso que un perro puede ser, o por el contrario, que tan rápido puede mostrarse hostil.
“Mientras la genética juega un rol en la personalidad de cualquier perro, su raza específica no es un buen indicador de dichos rasgos”, según Elinor Karlsson, autora del estudio realizado por la universidad médica UMass Chan, el instituto Broad y la universidad de Harvard.
“Lo que encontramos es que los criterios que definen a un golden retriever son sus características físicas -la forma de sus orejas, el color y calidad de su pelaje, su tamaño- y no si es amistoso”, agregó la científica.
La investigadora principal, Kathleen Morrill, explicó que la comprensión de las relaciones entre raza y comportamiento puede ser el primer paso para entender los genes responsables de condiciones psiquiátricas en humanos, como los desórdenes obsesivos.
“Sin embargo, no podemos preguntarle a los perros por sus problemas, pensamientos o ansiedades, sabemos que los perros tienen una rica vida emocional y experimentan desórdenes que se manifiestan en su comportamiento”, dijo en una llamada telefónica con la prensa.
Implicaciones legales
El equipo investigador secuenció el ADN de 2.155 animales mixtos y de raza pura con el fin de encontrar variantes genéticas comunes que podrían predecir su comportamiento y combinaron esta información con las respuestas a entrevistas hechas a 18.385 propietarios de mascotas del Arca de Darwin, una iniciativa de datos abiertos donde los amos describen los rasgos y comportamientos de sus mascotas.
Debido a que los estereotipos existentes son muy poderosos, los investigadores diseñaron cuestionarios para dar cuenta del sesgo de los propietarios.
Los investigadores establecieron definiciones estándar para reportar rasgos como la obediencia, la sociabilidad con humanos (que tan cómodos están los perros con las personas, incluyendo extraños), y patrones motores relacionados con juguetes (que tan interesados se muestran por los juguetes).
Los rasgos físicos y estéticos también hacían parte del estudio.
En total, Karlsson y Morrill encontraron 11 puntos del genoma de los perros asociados con diferencias de comportamiento, incluyendo la obediencia, la devolución de objetos, señalar algo buscado y los aullidos.
Entre estos comportamientos, la raza jugó un cierto rol, por ejemplo, los beagles y los bloodhounds tienden a aullar más, los border collies son más manejables, mientras los Shiba Inus lo son mucho menos.
Pero siempre hay excepciones a la regla.
Por ejemplo, a pesar de que los labradores tenían una tendencia más baja a aullar, un 8% lo hacía. O mientras que el 90% de los galgos no enterraban sus juguetes, un 3% lo hacía frecuentemente.
“Cuando miramos el factor que llamamos umbral agonístico, el cual incluía muchas preguntas sobre si los perros reaccionaban agresivamente a cosas, no vimos un verdadero efecto del ascendente racial”, dijo Karlsson.
Sobre todo, la raza explicaba solo el 9% de las variantes de comportamiento, siendo la edad un mejor indicador de algunos rasgos, como el uso de juguetes. Sin embargo, los rasgos físicos tuvieron cinco veces más probabilidades de ser predichos por la raza que por el comportamiento.
La idea va en contra de las suposiciones generalizadas que han influenciado los marcos jurídicos. Por ejemplo, el Reino Unido ha prohibido los pit bull terriers, al igual que muchas ciudades de Estados Unidos.
Desordenes humanos
Antes del siglo XIX, los perros eran seleccionados por sus roles funcionales como la caza, la guardia, y el pastoreo, dice el equipo investigador en su estudio.
“En cambio, las razas modernas de perros ponen el énfasis en la confirmación de ideales físicos y la pureza del linaje, es una invención victoriana”, dice el documento.
Las razas modernas traen variaciones genéticas de sus predecesores, pero no en las mismas frecuencias, explicando la diferencia de comportamientos entre las razas.
Los siguientes pasos, asegura Morill, serían indagar más en los comportamientos compulsivos de los perros, y sus conexiones con los desordenes obsesivo-compulsivos de los humanos.
Un hallazgo intrigante es que la sociabilidad de los perros hacia los humanos fue “increíblemente heredada en los perros”, incluso sin depender de su raza.
Los investigadores encontraron un punto del DNA canino que podría explicar el 4% de las diferencias de sociabilidad entre diferentes individuos, y ese punto corresponde a un área del genoma humano responsable por la formación de la memoria de largo plazo.
“Podría ser que entendiendo la sociabilidad de los perros con humanos nos ayude a entender como el cerebro se desarrolla y aprende. Así que solo estamos rascando la superficie”, apuntó Morill.