Recientemente, se ha informado que el precio de al menos nueve medicamentos esenciales para el tratamiento del cáncer aumenta hasta en un 142% cuando se venden al Estado Peruano, específicamente a los hospitales del Ministerio de Salud (Minsa) y Essalud.
Eso ocurre a pesar de que esos medicamentos cuentan con exoneraciones tributarias desde el 2001. Este hecho indica, en opinión de Acción Internacional para la Salud (AIS), que “se está dejando a discrecionalidad de los laboratorios el precio que se pone finalmente al momento de venderle al Estado, pese a que dichas medicinas cuentan con exoneraciones tributarias para el pago del IGV y de derechos arancelarios”.
Sin duda que esa irregularidad hace que el Estado pague un sobreprecio por los medicamentos oncológicos. ¿Pero cómo se traduce ese sobreprecio en el bolsillo de los pacientes peruanos? ¿Sufren también los peruanos con la llamada toxicidad financiera del cáncer?
—Toxicidad financiera—
Un aspecto poco mencionado en la lucha contra el cáncer es el precio del tratamiento de la enfermedad. Una vez hecho el diagnóstico y superado el choque psicológico inicial de enfrentarse con la enfermedad, el segundo gran choque viene cuando el paciente y su familia se enteran del elevadísimo precio de las medicinas; y se dan cuenta de que –incluso teniendo un seguro médico– no los podrán pagar.
Tan grave es este problema que el término toxicidad financiera ha sido creado para referirse al impacto que tiene el precio del tratamiento sobre el pronóstico del cáncer. Por ejemplo, un estudio en Nueva York encontró que las mujeres con cáncer de mama tuvieron que gastar sus ahorros, cancelar sus vacaciones o trabajar horas extras para poder comprar medicamentos para su enfermedad. Otra investigación –realizada en Texas– documenta un hecho sorprendente: el sufrimiento emocional que causan las cuentas del hospital es percibido como más intenso que el sufrimiento físico causado por el cáncer.
El estrés financiero fue percibido como 30% más intenso que los síntomas físicos, 31% más intenso que la pérdida de capacidad física, 43% más intenso que el estrés social y familiar, y 37% más intenso que el sufrimiento psicológico causado por el cáncer.
Un reciente estudio hecho con más de nueve millones de casos de cáncer en Estados Unidos ha revelado que, dos años después del tratamiento, el 42% de los pacientes perdió completamente todos sus bienes por los gastos de bolsillo ocasionados por la enfermedad.Note que el 93% de esos millones de pacientes tenía seguro médico.
Debido a la variabilidad de los precios, es difícil saber cuánto cuestan los tratamientos del cáncer. En Estados Unidos, por ejemplo, se estima que para una paciente de cáncer de mama sin seguro médico una mastectomía puede costar entre 15.000 y 50.000 dólares, y entre 17.000 a 35.000 dólares una lumpectomía seguida de radiación. En tanto, una quimioterapia para ese tipo de cáncer puede costar entre 10.000 y 100.000 dólares, dependiendo del medicamento que se usa.Cabe resaltar también que el estrés financiero fue el doble en los más pobres, y los síntomas más importantes fueron ansiedad, insomnio y depresión. En resumen, el dolor al bolsillo es más intenso que el dolor causado por el cáncer.
—Situación en el Perú—
No tenemos conocimiento de estudios sobre toxicidad financiera hechos en el Perú, pero estoy seguro, estimado lector, que usted conoce a alguien que ha llegado a la bancarrota después de un largo tratamiento del cáncer, teniendo incluso un seguro médico regular u oncológico. Eso se da porque las letras chiquitas de los contratos con las aseguradoras no cubren todos los medicamentos y los gastos del bolsillo son muy altos.
Una evaluación de precios de medicamentos contra el cáncer en el Perú, hecha en 2009 por la AIS, calculó el gasto de las medicinas para algunos cánceres comunes.
El tratamiento de la leucemia aguda cuesta S/6.931, mama S/13.235 (S/25.054 si se usan medicamentos de última generación), cuello uterino S/8.508, estómago S/23.540, próstata S/7.051 y pulmón S/21.659(S/71.014 si se usan medicamentos de última generación no cubiertos por muchos seguros).
Esos gastos no toman en cuenta el precio de las cirugías, las radioterapias u otros pagos extras, esos son solo costos por medicamentos. El informe concluye que, debido a que muchas personas deben afrontar los costos de la enfermedad con fondos de su propio bolsillo, el cáncer es una enfermedad que “vuelve pobres a los no pobres y empobrece aún más a los pobres”.
El Plan Esperanza, para la atención integral del cáncer, solo cubre a los afiliados al Sistema Integral de Salud (SIS) y a los casos de cáncer de mama, cuello uterino, estómago, colon, próstata, leucemias y linfomas; y cubre otro tipo de cánceres a través de una atención gratuita suplementaria.
En Essalud, solo el 2% de los medicamentos que compra pertenece al grupo de biológicos contra el cáncer, pero eso representa el 65% de sus gastos en medicamentos.
Ante el elevado costo de este tipo de fármacos, le preguntamos, estimado lector: ¿podría usted solventar el gasto que le ocasionaría sufrir un cáncer avanzado? ¿Tiene usted los ahorros necesarios para afrontar los miles de soles que necesitaría para salir airoso de un tratamiento contra el cáncer o sería una víctima más de toxicidad financiera?
Es imperativo entonces que, además de fortalecer la prevención y la detección precoz del cáncer (un cáncer temprano es mucho más barato de tratar), el Estado vigile que no se lucre con el dolor de los peruanos y que los pacientes dispongan de medicamentos más baratos.
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